Jennifer Lynch ha necesitado sólo dos películas para demostrar que es digna heredera de su padre, el amado/odiado David Lynch. Ella presentó este año una película sobre la corrupción policial titulada Surveillance, una película que mezcla intriga, terror y humor negro, y que se ha llevado el premio a la mejor película en un festival con un palmarés variado, pero sin representación española.
Kim Jee-woon se llevó el premio al mejor director en esa versión/homenaje de El Bueno, El Feo y el Malo a la coreana titulada The Good, the Bad, the Weird, que además recibió el premio a los mejores efectos especiales. Recordaréis a este director porque hace unos 4 años tuvo bastante éxtio con Dos Hermanas.
Brian Cox, ese eterno gran secundario, se llevó el premio al mejor actor por Red, una pequeña producción en la que da vida a un tipo huraño que decide tomar venganza contra unos adolescentes que han matado a su perro sin motivo aparente.
El premio a la mejor actriz ha ido a parar a Semra Turan por Fighter, dando vida a una estudiante de un instituto danés, de ascendencia turca, que practica kung fu mientras sus padres sueñan con que pueda estudiar medicina.
Martyrs, una de las pelis de terror francés más significativas del año, se llevó el premio al mejor maquillaje, no en vano la peli va de una chica que es secuestrada, torturada y finalmente despellejada. De esas que uno desea ver en la sobremesa.
El premio a la mejor fotografía fue para The Broken, de Sean Ellis, Blindness, de Fernando Meirelles, se llevó el premio al mejor diseño de producción y también el premio especial del público, y The Sky Crawlers se llevó el reconocimiento a su banda sonora.
Con todo, ha soprendido la ausencia en el palmarés de una de las películas que mejor acogida habían tenido, Let the Right One In (aquí se llamará Déjame Entrar), la peli sueca de vampiros que está ganando adeptos cada día que pasa. Aunque, eso sí, el jueves se llevó el Meliés de Oro.