Hoy la Berlinale vivía una jornada que sobre el papel se presentaba de lo más intensa, puesto que se mostraban tres películas muy esperadas, London River de Rachid Bouchareb, Chéri de Stephen Frears y Mei Lanfang de Chen Kaige.
En primer lugar el realizador francés de origen argelino Rachid Bouchareb, nominado al Oscar por Indigenes, presentó London River, un film protagonizado por Brenda Blethyn y Sotigui Kouyate. Ella da vida a una británica católica y él a un africano musulmán. Estos dos desconocidos se encontrarán en Londres el 7J, el 7 de julio de 2005 cuando se cometieron una serie de atentados en la capital británica, los dos coincidirán en la búsqueda de sus hijos que han desaparecido tras los atentados, y estas dos personas en teoría tan diferentes verán que tienen más cosas en común de las que imaginaban. Este retrato sobre el sufrimiento causado por la violencia ha sido recibido con una gran ovación, especialmente por el trabajo de Brenda Blethyn que ya suena con fuerza para el premio a la mejor actriz. Esta mujer ya se llevó el premio a la mejor actriz en Cannes por Secretos y Mentiras.
En segundo lugar llegó el plato fuerte de la jornada, al menos para buena parte de la prensa ya que se presentaba la nueva película de Stephen Frears, Chéri. En donde vuelve a trabajar con Michelle Pfeiffer y Christopher Hampton tras la magnífica Las Amistades Peligrosas. Chéri es la adaptación de una novela de la francesa Colette. La historia transcurre en el París de los años 20 y narra los amores entre un joven y una cortesana veterana. El protagonista, que da nombre a este film, al que da vida Rupert Friend, es hijo de una cortesana retirada y se enamora de su madrina, Lea (Michelle Pfeiffer) con fatales consecuencias puesto que esta relación no puede tener futuro. La película tiene buenas interpretaciones, sobre todo por parte de Michelle Pfeiffer, y es técnicamente impecable, gracias a las labores de dirección artística, vestuario, fotografía y a la música de Alexandre Desplat, pero no ha terminado de gustar a todos. La estrella del día ha sido evidentemente Michelle Pfeiffer que se ganó los elogios de todos los presentes, la actriz que sigue siendo uno de los rostros más bellos del cine, guarda un buen recuerdo del Festival de Berlín fue galardonada por su trabajo en Por Encima de Todo.
Y finalmente ha llegado Chen Kaige, director de cintas como Adiós a mi Concubina, El Emperador y el Asesino y de aquel horror guarrichohi que fue Suavemente me Mata (¡Pitingo!), su única experiencia en el cine occidental, y no me extraña. Con la intención de repetir el éxito artístico de Adiós a mi Concubina, que entre otros galardones se llevó la Palma de Oro de Cannes, rueda un mastodóntico relato sobre Mei Lanfang, que da título al film, el célebre cantante que revolucionó la Ópera de Pekín, nos narra la historia de este hombre que se negó a cantar ante los invasores japoneses y fue aplaudido por la flor y nata del naciente Hollywood cuando actuó en los Estados Unidos, pero durante más de dos horas de metraje Kaige se recrea en la lujosa puesta en escena y en la música y el resultado es demasiado aburrido, tan solo se agradeció la presencia de Zhang Ziyi que aportó algo de profundidad a la historia.
También ha estado en Berlín el ya centenario Manoel de Oliveira que presentó en la sessión especial del certamen su último trabajo, Singularidades de una Muchacha Rubia, y demostró una vez más su vitalidad al recoger la Cámara de la Berlinale.
Y para finalizar os dejo con una de las imágenes de la jornada, Tilda Swinton y esa extraña cosa que tiene en la cabeza. Me fascina ese complemento.
Mañana se presentará Happy Tears de Mitchell Lichtenstein, el realizador de Teeth, esa película en la que la protagonista tenía dientes en…. no voy a decir lo mismo que dijo mi querido Daniel Rayado, porque como sabéis “yo soy una lady”, como dirían esos iconos de la música pop, las Baccara.
Seguiremos informando.