Que la inquietante evolución capilar de John Travolta no os confunda. Tras esa mata de injertos similar al casco de Magneto se esconde un estupendo actor con una carrera llena de éxitos y fracasos, papeles memorables y otros que más valdría haber enterrado, pero sin duda, la suya es una trayectoria digna de reconocimiento.
Por ese motivo es Festival de San Sebastián ha decidido otorgarle este año el Premio Donostia. Una carrera en la que su papel más memorable, el de Vincent Vega en Pulp Fiction, le valió una nominación al Oscar, otra al BAFTA y el premio al mejor actor de la Asociación de la Crítica de Los Ángeles. Un papel vital en su carrera ya que le llegó en el momento más bajo de la misma, cuando encadenaba secuelas de Mira Quién Habla para mantener mínimamente su nivel de vida y seguir en el candelero.

Travolta dándolo todo en ‘Pulp Fiction’ © Miramax Films
Antes de ese momento Travolta se dio a conocer en la serie Welcome Back Kotter mientras la compaginaba con sus primeros papeles en el cine en películas como Carrie hasta protagonizar el telefilme El Chico de la Burbuja en 1976 (cuyo remake tenía a Jake Gyllenhaal como protagonista). Con el director de aquella película, Randal Kleiser, protagonizaría después su primer hit, la mítica Grease, y a partir de ahí el éxito en cintas como Fiebre del Sábado Noche, Cowboy de Ciudad o Impacto.
Después llegaría la mencionada cuesta abajo con la bizarra secuela de Fiebre del Sábado Noche, Stayin Alive, dirigida por el tito Sly, que se pegó una toña en taquilla considerable. Hasta finales de los ochenta su carrera sería un páramo y sólo Mira Quien Habla le reportó de nuevo cierta notoriedad, aunque al servicio de un bebé doblado por Bruce Willis.
Tras tres entregas de la saga, cada vez más relegado a un papel ridículo (la tercera estaba protagonizada por perros), llegaría Tarantino en 1994 para iniciar su renacimiento cual ave fénix. Por un sueldo ridículo, Travolta aceptó protagonizar su película y se convirtió definitivamente en un estrellote de los que te salvan un estreno. Al menos durante la segunda mitad de los 90, tener a Travolta en el cartel de una película implicaba éxito en taquilla… independientemente de su calidad. Así encontramos cosas tan divertidas como Cara a Cara o Cómo conquistar Hollywood, otras más que decentes como Mad City o Phenomenon y algunas un poco más chusqueras como Broken Arrow o Michael.
La última década ha sido similar a la de otros compañeros de generación como Bruce Willis o Nicolas Cage, con un estatus más o menos consolidado pero donde la edad pesa cada vez más y los papeles derivan hacia un cine más alimenticio, con mucha comedia blanca para toda la familia, y algún papel puntual interesante.