En el año 2009 David O.Russell estaba en la cuneta. Cinco años antes había estrenado Extrañas coincidencias, que no le gustó a nadie y que le confirmó como la segunda peor persona de Hollywood, y a mediados del 2008 tuvo que interrumpir el rodaje de Nailed porque una de sus principales financiadoras, THINKFilm, se había declarado en quiebra después de haberse gastado una cantidad indecente en la campaña promocional del oscarizado documental Taxi to the Dark Side. Al rescate de O.Russell acudió Mark Wahlber, su actor fetiche, que le ofreció dirigir ese acto desesperado de “quiero ganar un Oscar” titulado The Fighter, no contaba Marky Mark con que no iba a ser candidato al Oscar al mejor actor, aunque sí lo fue en calidad de productor. The Fighter ganó dos Oscars interpretativos para Christian Bale y Melissa Leo. Este éxito le sirvió para ser fichado por Harvey Weinstein que le encomendó rodar El lado bueno de las cosas, O.Russell pagaría a Wahlberg echándole del proyecto porque salía muy caro y porque no quería tenerle como productor, con Harvey tenía bastante. Segunda peli de O.Russell en llegar a los Oscars y que le hace ganar a Jennifer Lawrence la estatuilla de mejor actriz. La historia se vuelve a repetir con American Hustle, el encargo llega de manos de la multimillonaria y cinefilántropa Megan Ellison. Y La gran estafa americana no solamente se ha convertido en un éxito sino que ha logrado diez candidaturas a los Oscars. David O.Russell convertido en Mr. Encargo Oscar FYC es actualmente la versión canalla de Ron Howard, está en racha, pero ha perdido su personalidad convirtiéndose en un wannabe.

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A groso modo, La gran estafa americana, escrita por Eric Singer y retocada por David O.Russell, toma como referente a la Operación ABSCAM. Un estafador, Irving Rosenfeld, y su despampanante amante, Sydney Prosser, una ex stripper que se hace pasar por aristócrata británica, son reclutados por un ambicioso agente del FBI, Richie DiMaso, para destapar una trama de corrupción política en donde están implicados la mafia y varios políticos, entre ellos el alcalde de New Jersey que acaba de legalizar el juego en Atlantic City.
La gran estafa americana es un divertimento con aspiraciones a ser una de las películas del año pero se pierde entre pelucones y lentejuelas.
En la primera escena de La gran estafa americana vemos al personaje interpretado por Christian Bale colocándose un peluquín. Lo que vemos es grotesco y es una declaración de intenciones de David O.Russell que nos dice “voy a pasármelo bien juntando a tres de los hombres más atractivos de Hollywood y les voy a ridiculizar con pelucones y prótesis y les voy a unir con dos de las bellezas oficiales de la industria para retratarlas más explosivas que nunca”. Pero La gran estafa americana es solamente eso. Aunque tengo que admitir que me lo pasé muy bien viendo este acontecimiento peluquil con estética de porno setentera, eso sí con vello corporal del pega, en donde suena Donna Summer y hay una escena de karaoke en donde se canta Delilah de Tom Jones, es decir que mis mandamientos me impedirían calificarla de mala película, es un Scorsese wannabe, y la desgracia que ha tenido La gran estafa americana es que la viese una semana antes que El lobo de Wall Street, que sí que es una fiesta, es más compleja de lo que aparenta y es un peliculón.
O.Russell, con su aura de gran director de actores ha vuelto a colocar a cuatro intérpretes como finalistas al Oscar. Christian Bale ha protagonizado la gran sorpresa en la categoría de mejor actor. En el film Bale interpreta a un estafador de poca monta, pero apenas vemos más allá de un tío con pintas. Del cuarteto protagonista resulta ser el menos eficaz, está bastante mejor en Out the Furnace, y es realmente ofensivo que ocupe la plaza que le correspondía a Tom Hanks por Capitán Phillips, en donde no solamente en su cuarto de hora final da una lección de interpretación. Algo mejor está Bradley Cooper, y su permanente, que pareciendo un cruce entre Tony Manero y Ron Jeremy interpreta a un agente del FBI, basado en uno auténtico llamado Anthony Amoroso Jr – best name ever!- que recluta al estafador y a su despampanante amante como cebo, aunque ni en sueños se merecía esa segunda nominación al Oscar de manera consecutiva.




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De Amy Adams, la Thelma Ritter del siglo XXI ya lleva cinco nominaciones en menos de una década, no puedo decir lo mismo. Ella recibió su primera candidatura por Junebug aunque su verdadero star making fue Encantada, por la que solamente fue nominada al Globo de Oro. Adams es una actriz a la que la Academia no le cuesta elegir como finalista pero aunque tiene talento y es muy versátil nunca ha tenido ese trabajo por el que mereciese la estatuilla o peor aún nunca ha tenido ese papel que se convierta en carne de premios y en ocasiones termina siendo eclipsada por alguien de su propia película – Viola Davis, Melissa Leo, Jennifer Lawrence, la voz de Scarlett Johansson. Aunque en La gran estafa americana tenga una escena con J-LAW en donde la deja por los suelos, sí que es verdad que vemos a una Amy Adams inédita. En el film la pelirroja saca todo el arsenal que tenía escondido, tiene garra, picardía y llena la pantalla siendo más pivón que nunca. ¿Es Sydney Prosser carne de Oscar? Ni de coña.
Cuando aparece Jennifer Lawrence en La gran estafa americana nos podemos imaginar que algo grandioso va a suceder, lo mismo que cuando acude a un evento y pensamos en qué momento le va a hacer un photobombing a la luminaria de turno. Aunque la Lawrence eleve el film en cada una de sus secuencias, esa Rossalyn que se coloca con un top coat es dinamita, no dejo de pensar en que la actriz realiza una interpretación basada en la imagen pública que está ofreciendo desde que su publicista le aconsejó que explotase su vena payasa, algo que le ha llevado a ser proclamada la estrella definitiva pero que la está llevando peligrosamente al camino de la autoparodia y a lo que es peor a que solamente nos interese por los gifs que nos pueda ofrecer y no por ser una de las actrices jóvenes más talentosas de la actualidad. Es la única que puede merecerse la estatuilla pero un segundo Oscar y de manera consecutiva sería letal para ella.




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El resto del reparto cumple destacando sobre todo a Jeremy Renner, con ese tupé kilométrico, y Louis C.K. como el superior de Bradley Cooper.
La gran estafa americana es un film lúdico pero no es una cinta que merezca convertirse en la ganadora de la próxima edición de los Oscars, es más, creo que el único galardón que se merece es aquel al que no opta, el de maquillaje y peluquería.

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