Obaba es una de las películas más esperadas del cine español este año. Dirigida por Montxo Armendáriz, está basada en Obabakoak, un libro de relatos que el novelista Bernardo Atxaga escribió en 1989. De esta forma, el director recoge tres de las 28 historias que narra la novela, las cuales se entrecruzan el tiempo y relacionan diversos personajes que habitan en Obaba.
El hilo conductor de la película es Lourdes, una joven de apenas 25 años que inicia un viaje hacia los territorios de Obaba con una cámara de vídeo en la mano. De este modo Lourdes busca retratar la realidad de el pueblo y sus gentes. Sin embargo, la realidad que encuentra es distinta de lo que ella imaginaba, con una serie de personajes anclados en el pasado que no quieren o no pueden evadirse de él. Lourdes irá captando retazos de sus vidas con su cámara, que no obstante, escapan a una realidad que no alcanza a comprender: el misterioso comportamiento de los lagartos de Obaba.
Pilar López de Ayala es la maestra.
El guión está bien trazado, con unas historias narrativas perfectamente ligadas entre sí, de tal forma que no hay ningún salto brusco al pasar de una a otra. Esto se debe a la narración en primera persona de la protagonista, que le da agilidad y coherencia al sentido total de la narración.
La escenografía y ambientación están muy logradas ya que consigue transportar al espectador a la atmósfera de un típico pueblo vasco que no ha sufrido grandes evoluciones ni cambios por mucho que los años hayan transcurrido por él. En este sentido, el film de Armendáriz refleja con total fidelidad el espíritu que Bernardo Atxaga ya mostró en la novela.
Observando a su alumno.
El reparto está encabezado por actores de la talla de Mercedes Sampietro, Juan Diego Botto, Eduard Fernández y Pilar López de Ayala, los cuales hacen gala de una actuación sobria, correcta y en algunos puntos hasta brillante. Sin embargo hay algunos personajes cuya función no queda clara a lo largo de la película, que quizá debieron desarrollarse o explicarse de una manera más precisa o quizá, directamente eliminarse.
Juan Diego Botto es Miguel.
Una película agradable en términos generales, que se disfruta tanto por la rareza de la historia y sus gentes tanto como por la belleza del paisaje y su preciosista fotografía.
Samuel Rodríguez Cimiano.
