Los Etxebeste son la familia más importante de un pequeño pueblo vasco. Incluso el cabeza de familia piensa presentarse para alcalde en las próximas elecciones municipales. Sin embargo, cuando se disponen a pasar su habitual mes veraniego en Marbella, descubren que se han arruinado y no les queda un duro en la cuenta. Deciden hacer como si nada pasara, salir con su coche hacia Marbella y regresar por la noche para encerrarse en su casa y pasar ocultos las vacaciones encerrados en su propio hogar.
Aupa Etxebeste! tiene de principio una particularidad que ya crea un cierto morbo y atractivo: es la primera película rodada íntegramente en euskera. Se alzó, no sin cierta sospecha, con el premio de la juventud en el festival de cine de San Sebastián.
El film está planteado en forma de comedia total, dentro del absurdo que la situación genera. Rodada con unos medios muy modestos, cuenta con un escenario en el que transcurre la mayor parte del metraje: la casa de los Etxbeste (lógicamente).
Sin embargo, sí que se atisba talento entre los fotogramas de la película. El humor está muy bien tratado y en ocasiones genera auténticas carcajadas entre el público. Los personajes están perfectamente definidos, mostrando sus rincones más ocultos: el padre hipócrita, el abuelo tacaño, el hijo frustrado… todos ellos forman un conjunto que hace que la película ruede casi sola.
Resulta no menos curioso como algunos han querido señalar que el film es un retrato caricaturizado de la sociedad vasca. ¿De verdad que ustedes son así? No me asusten por favor, no sabía que el rasgo esencial de su pueblo fuera la preocupación por las apariencias. Personalmente prefiero dejarlo en una irónica visión de lo que puede suceder en pequeñas poblaciones rurales de toda España, donde en ocasiones lo que se muestra es más importante que lo que se posee. Aliñado, eso sí, con toques autóctonos, como el conflicto de la fábrica de chapelas (¿o se dice txapelas?).
En resumen, los que vayan a verla se van a reír, y bastante. Un sano ejercicio de cine modesto muy necesario entre tanta superproducción inflada a base de millones de dólares.
Samuel Rodríguez Cimiano.
