Jodie Foster es la prueba viviente de que lo único que hace falta para mantenerse en la cima de Hollywood un paso por delante de esas adolescentes tetudas aspirantes a ser la nueva Joan Crawford es tener un poco de cerebro y saber qué teclas pulsar. Ejemplo: Plan de Vuelo: Desaparecida. A la mierda Angelina Jolie y su par de tetas como bizcochos: en el momento en el que Kyle Pratt (la Foster) descubre que su hija ha desaparecido en el avión que les lleva desde Berlín de vuelta a su casa en Estados Unidos, Jodie Foster sólo tiene que poner cara de “a mí nadie me toca los huevos†y en ese instante tú sabes, real e indefectiblemente, que sólo una cosa va a volar en esta película aparte del avión: hostias. A porrillo.
Increíble pedazo de avión.
Pocas películas son tan fáciles de describir como ésta: “La Habitación del Pánico con alasâ€. Robert Schwenke imita, copia y calca el estilo visual de David Fincher pero lo hace con buen gusto, estilo, algunas ideas propias y sobre todo, mucha elegancia (como se puede ver, por ejemplo, en las secuencias que presentan el escenario, que cobra tanta importancia que el cacho avión es un protagonista más de la historia). Como sucede en la mayoría de los thrillers actuales, Plan de Vuelo tarda sus buenos 30 minutos en arrancar, pero a diferencia de ese correctito telefilm de las cinco de la tarde llamado Vuelo Nocturno, Schwenke y su director de fotografía intentan animar un poco la función con enérgicos movimientos de cámara en espacios cerrados (momentos en los que mi mente divaga, sin querer, hasta John McTiernan y Jungla de Cristal) y algunas florituras visuales muy agradecidas.
Dame un besito muchachote.
Por desgracia, pocas florituras pueden salvar el guión. Y es que no sé si me estoy repitiendo, pero parece que últimamente todos los guionistas de películas de suspense se están poniendo de acuerdo: ¿Cómo podemos ponernos nerviosos en una situación de tensión protagonizada por personajes que nos importan un huevo? Al igual que Hostage, Plan de Vuelo comienza muy bien, y progresivamente se va creando una atmósfera de paranoia que casi consigue hacernos creer que a la protagonista se le ha ido de verdad la pelota. Sin embargo, conforme se va desenlazando el misterio, resulta increíble comprobar como todo empieza a encajar de una forma forzada porque el plan maligno que hay detrás de la trama es, cuando menos, bastante increíble. Es algo que hay que quitarse de en medio lo antes posible para ir al grano: que Jodie Foster trepe, se arrastre y reparta guantazos hasta quedarse sola. No pido que la película me ilumine en cuanto a relaciones maternofiliales o me aporte nuevas y fascinantes ideas acerca del sin duda interesante mundo del transporte aéreo, pero pienso (también sin querer) en como Hitchcock insertaba en cada film pequeños apuntes acerca del comportamiento humano en momentos de tensión extrema (Polanski lo hizo de putísima madre en Frenético, con Harrison Ford, una peli de tema muy similar a ésta). Y al menos, La Habitación del Pánico albergaba una considerable dosis de violencia para hacernos flipar un poquillo. Aquí ni eso.
Los personajes secundarios son meros accesorios en la trama, totalmente irrelevantes, y cuidadito que alguien robe un plano a la Foster. Volveré a insistir una vez más en que Sean Bean necesita un rescate ya mismo porque clava cualquier puñetero papel que le dan aunque sea tan mamarracho como éste, el Capitán “No-me-creo-nada-de-lo-que-me-dice-señorita-Fosterâ€. Sin embargo, lo que Peter Sarsgaard necesita cada vez más es una operación de cirugía estética que le levante los ojos porque, señores, este tío actúa dormido y, lo que es peor, ejerce sobre la audiencia un efecto hipnótico. Este chico… joder, antes era muy bueno, pero ahora se desliza cómodamente hacia esa segunda división compuesta por innumerables actores conocidillos que nunca terminan de despegar, y es una lástima en el caso de este chaval que tan bien lo hizo en El Precio de la Verdad.
“Disculpe, ¿se nota mucho que acabo de despertar de un coma?.â€
Y ahora el fallo realmente gordo… Plan de Vuelo adquirió cierta notoriedad extracinematográfica en Estados Unidos porque el Sindicato de Asistentes de Vuelo interpuso una demanda contra el film por la “pobre imagen desplegada por los profesionales en esta películaâ€. Y no les falta razón. Se pueden admitir secundarios mal escritos, pero, por Dios. Imaginaos la situación de estos ejemplos y decidme si esto no afecta a la credibilidad del film:
A) “¿Desaparece una niña durante el vuelo? ¿Qué niña? ¡Soy azafata y mi deber es velar por la seguridad de sus pasajeros, a los que tenemos controlados con cientos de cámaras, pero por alguna razón, no sé nada de ninguna niña perdida en el avión buscando a su madre desde hace tres horas!â€.
B) “¡Hola, somos doscientos pasajeros que hemos entrado en el avión y hemos visto a Jodie Foster sentarse antes que nosotros, pero, demonios ¡no podemos recordar ni la forma ni el tamaño ni la edad del ser humano que iba sentado con ella!â€.
Estas absurdeces funcionan la mayoría de las veces cuando no se insiste mucho en ellas. Un par de apuntes sutiles, y el público tiende a aceptar que en el universo del film estas cosas pasan. Pero si estas chorradas llegan en plan catarata, en serio, esto provoca un efecto muy negativo en la audiencia, que sencillamente cree que la peli está yendo demasiado lejos y que semejante festival de incompetencias es un cachondeo. “Ahí está, el primer film patrocinado por RENFEâ€. Realmente flaco el favor que hace la película a los profesionales del medio. PERO ESTO NO ACABA AQUí. Atención a la forma en la que el film maneja el hecho de que cuatro de los pasajeros son musulmanes. Estados Unidos. Musulmanes. Avión. Sí, justo lo que estáis pensando. Increíble, pero cierto.
De verdad, menos mal que este film está protagonizado por Jodie Foster. La única que se resiste a caer en los cientos de trampas mortales que pululan por el guión, la única que se mantiene con gracia y estilo ya sea con increíbles arrancadas de furia materna o con exhibiciones físicas de alto nivel. Pocas actrices son capaces de llevar el peso de un film con tanta consistencia y sobre todo, sabe que todo fallo es perdonable en un film tan intrascendente como éste si su actor principal tiene esa pequeña chispa capaz de conectar con la audiencia para conseguir que nos identifiquemos con el mal rato que está pasando su personaje. Y amigos, Jodie Foster tiene esa chispa, y es muy grande.
TE VA A MATAR A HOSTIAS.
LO MEJOR:
– Por si no lo he mencionado antes, Jodie Foster.
– La puesta en escena.
LO PEOR:
– Se ve venir a la legua, a la milla, al kilómetro.
– La banda sonora.
– El retrato de los asistentes de vuelo y de los pasajeros.
– A pesar de que esta crítica es larga de cojones, la peli no lo es tanto, y se os olvidará en cuanto la veais.

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Dani