David (Timothy Hutton), un escritor de novelas de ciencia ficción viaja a Palma de Mallorca junto con su novia Jane (Georgia Mackenzie) para dar una conferencia sobre su experiencia como escritor. Una vez allí y a raíz de una serie de inexplicables suicidios, conocerá a Silvia (Lucía Jiménez) junto con la que tratará de aclarar la extraña trama en la que se ven envueltos.
Después del éxito de El Corazón del Guerrero y El Robo más Grande Jamás Contado, Daniel Monzón vuelve a la carga con su tercera película, La caja Kovak. En esta ocasión, la trama de la película es algo más compleja que en sus anteriores films ya que el principal motor de la historia es la investigación que llevan a cabo David y Silvia para desvelar las macabras intenciones de Frank Kovak. La historia está bien contada y tiene sus recovecos y giros que despiertan el interés del espectador ya que a cada paso se van descubriendo nuevas pistas y despejando incógnitas, todo ello enlazado de manera bastante coherente, es decir, aparentemente sin ningún cabo suelto. Algo que me gusta es cómo se encajan las piezas sin tratar al espectador como un retrasado mental, sin utilizar los típicos flashbacks explicativos (que casi siempre considero innecesarios) en blanco y negro que resaltan el punto clave que está relacionado con otro evento del pasado. Daniel Monzón lo trata de manera natural y muy desenvuelta, sin que las cosas sean insultantemente evidentes pero tampoco que haya que ser Sherlock Holmes para pillarlas.
Mirada chunga.
Todo esto está muy bien pero a mí personalmente me hubiese gustado que la peli fuese más oscura y con algo más de tensión, alejándose todo lo posible de la palabra thriller light, de hecho creo que Palma de Mallorca no es el lugar más idóneo para rodar la peli, ya sé que es la ciudad natal del director pero, en mi opinión, no pega nada con el carácter de la historia. Yo hubiese preferido algo más grave, al estilo La caja 507, donde todo el mundo está serio de cojones (la analogía en el título es pura coincidencia, las dos pelis ni siquiera se parecen). El caso es que La caja Kovak es algo hitchcockiana, incluso adquiere un regustillo a antigua al descubrir que Frank Kovak es uno de esos malos con delirios de grandeza y más listos que el hambre como los de antaño y si no, esperad al final y veréis a lo que me refiero.
Por otra parte, también se echa en falta algo más de ritmo, sobre todo en la segunda parte de la peli, en la que todo el tema de investigación llega a un punto muerto y el asunto empieza a alargarse un poco más de la cuenta. Quizá alguna escena de acción más arriesgada de lo normal le hubiese dado un poco de vidilla, puesto que las escenas de acción que hay son bastante previsibles. Yo creo que la temática y el carácter de la película lo hubiesen permitido.
Como única intención de sacar algo más de punta, decir que es una lástima que Daniel Monzón no cuide más la fotografía y el lado artístico de sus pelis. Me refiero a que teniendo una buena historia podría hacer sus películas mucho más atractivas en lo que al aspecto visual se refiere. Quizá en el lado opuesto estaría Medem, que un día va y te cuenta una metáfora sobre Caperucita Roja interpretada por una niña sadomasoquista y resulta que visualmente es la hostia (quizá en eso reside su encanto). Aun así hay un par de escenas buenísimas como la de Silvia y el toldo o la de Silvia paralizada en la habitación del hotel.
Parece que lo pasa mal, o eso, o no acaban de quitarle su artículo preferido de las rebajas.
El reparto cuenta con Timothy Hutton (David), al que todos conocemos y paso de enumerar sus pelis, está bien pero sin más, tampoco se esfuerza mucho y no consigue conectar demasiado con el espectador. Lucía Jiménez (Silvia, repitiendo nombre como el Al salir de clase) está normalita, muy guapa como siempre y luchando contra el idioma, algo que la limita bastante en mi opinión, ya que la cinta ha sido rodada en inglés. También tenemos a David Kelly (Kovak) que es el abuelo de Charlie y la fábrica de chocolate y lo hace de puta madre. Me gustaría destacar a Gary Piquer (Jaume) que se lo curra bastante y además su personaje interactúa con los protagonistas en algunas escenas bastantes buenas, la verdad es que su participación en la trama está muy lograda. Esto, sin embargo, no ocurre con el calvo con calaveras en los nudillos que junto con la “discreta†furgoneta negra de pegatinas rojas conforman la organización secreta de Kovak, uno de los puntos flacos de la peli.
Es una peli bastante chula, me parece un acierto y una buena iniciativa en cuanto al cine español se refiere. La verdad es que no abundan películas españolas de este tipo y Daniel Monzón parece ser uno de los pocos que se atreve a hacer algo distinto e interesante en este país. Aun así, hay que mejorar algunos aspectos pero la impresión general es buena.Â

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