Mención especial: Mi hermano es hijo único, La Zona, El Hijo del Mal, La Camarera, Siete Mesas de Billar Francés, Persepolis, Jindabyne, Bajo las Estrellas, Idiocracia, El Asesinato de Jesse James…, Half Nelson, El Buen Pastor, Concursante, Arma Fatal, Juegos Secretos, Venus, Shoot ‘Em Up.Â
10.- La Vida de los Otros
La ganadora del Oscar a la Mejor Película de Habla no Inglesa es tan buena como dicen, y más. Es un film del que sorprenden su perfección formal y la extremada contención de todas sus interpretaciones, pero es el contenido lo que queda por encima de todo: pocas películas retratan tan bien la situación de opresión que se vive cuando se practica un terrorismo de estado sobre sus propios ciudadanos. La falta de una sóla de las libertades fundamentales impide que la sociedad como tal esté completa, y esa es la lección que un extraordinario Ulrich Mühe comienza a aprender desde el primer minuto. Su excesiva frialdad juega en contra en algunos momentos, pero Von Donnesmarck jamás sacrifica la emoción por una historia coherente, verosímil y acorde con las reglas del mundo que era la Alemania Oriental de los años 80. De ahí que su valor se multiplique por dos.
9.- Apocalypto
Simplemente, una de las mejores aventuras de esta década. Podéis decir lo que queráis de Mel Gibson, pero este tío hace películas con una sóla idea en la cabeza: clavar a la audiencia en la butaca. Y que me jodan si  no lo consigue. La historia no tiene un sólo minuto de respiro, es brutal, está dirigida como los ángeles y es, en esencia, un film de acción con un mensaje que ni es ecologista ni superficial, sino que se dirige a lo que es la esencia primaria del hombre: somos un puñado de merluzos que siempre queremos más. Sucede que en vez de hacer una disertación filosófica al respecto, Gibson va y se casca una especie de La Selva Esmeralda meets Depredador que da gusto verla una, otra y otra vez. Ajeno a cualquier tipo de detalle pretendidamente lírico, este film cuenta con un fantástico diseño de producción que pasa perfectamente desapercibido al encontrarse completamente integrado en la historia, que también hace que un fantástico Rudy Youngblood pase, en un principio, por alto al espectador, armado con un chubasquero e intentando que no le salpique la sangre. La peli de acción del año de aquí a Barajas. Â
8.- [REC]
Una escena bastante conseguida en relación al juego del Escondite Inglés en El Orfanato, no es razón suficiente como para ponerse siquiera a pensar en que el film de Bayona puede hacer sombra a esta película. Sólo las limitaciones que impone su género la han impedido alcanzar un mayor reconocimiento, pero el filme de Balagueró y Plaza (los dos hombres que más han hecho por revitalizar el terror español en los últimos diez años) lo hace todo bien y casi nada mal. En esencia, pretende ser una experiencia acojonadora y ES una experiencia acojonadora. La idea Bruja de Blair meets Zombies ya es una premisa interesante, pero ambos directores la explotan al máximo con un ritmo proverbial y una puesta en escena mucho más complicada de lo que parece. Si todo esto lo aplicamos a las condiciones del cine en España, el resultado es para volarse la cabeza: cine de género puro y duro a la altura de lo mejor del otro lado del charco, pensado exclusivamente por y para la audiencia, y con una traca final de vértigo, sólo comprometida por explicaciones innecesarias que, de puro incomprensible, apenas causan ningún efecto en el espectador entregado, con los huevos (u ovarios) por corbata.
7.- River Queen
El regreso de uno de los directores con mejor ojo de los últimos años es algo digno de aplauso, incluso si la historia –como es habitual en Vincent Ward– no termina de estar a la altura de las expectativas que nos propone el espectáculo visual que son todas sus películas. Esta, especialmente, es digna de ver en una pantalla de 50 pulgadas. Es un film semi bélico / semi romántico protagonizado por una descomunal Samantha Morton que no termina de aprovechar todas sus posibilidades. Pero con tantos films que se estrenan hoy en día que sacrifican narrativa a cambio de alimento para la vista, justo es poner en esta lista al mejor de todos ellos. Hermoso hasta decir basta, la fotografía del film intenta suplir todas las deficiencias de esta historia de la búsqueda de un chaval desaparecido por parte de su madre en el Gran Río durante la Nueva Zelanda de siglo XIX. Es un film para contemplar, disfrutarlo con los ojos bien abiertos, y fascinarse un ratillo.
6.- Once
¿Quién dijo que los musicales tienen que dejarte sordo y epiléptico? Véase Once, el film de John Carney que es el equivalente Unplugged de Moulin Rouge, a nivel tanto de las canciones, como de la historia de amor que nos relata, libre de cualquier tipo de artificios. El film es un constante desafío a las limitaciones del género: juega la carta del realismo cuando quiere, y luego termina poniendo a uno de sus personajes a cantar en mitad de la calle en plan It’s Oh So Quiet. Y además, el hecho de que esté tan, pero tan lejos del aburrido estereotipo de relación romántica inalcanzable con el que Hollywood nos lleva atiborrando durante estos años no hace sino acrecentar su valos. Las interpretaciones son perfectas y su falta de pretensiones termina derribando todas tus defensas. Es un film que exige que te entregues pero lo hace con vaselina, respeto y sin merengue. Todo lo que le pido a una peli romántica.
5.- Promesas del Este
Sinceramente, y a tenor de lo que he leído y de lo que he escuchado, Promesas del Este es la superpelícula de 2007 que ha obtenido los resultados más regulares entre la audiencia. Pocos, muy poquitos han salido decepcionados con este film, que devuelve definitivamente a Cronenberg a la lista de los mejores realizadores de la actualidad. La continuación no oficial de Una Historia de Violencia mantiene el estilo marcado por su anterior colaboración con Viggo Mortensen, pero es una narración mucho más rica, más emocional, pero igual de entretenida. También son pocos los que dudan de que la escena de la pelea en las duchas es el segundo mejor momento cinematográfico de esta temporada. Que Mortensen da lo mejor de sí mismo cuando se junta con el director canadiense es algo casi de cajón, pero Vincent Cassel está a punto de comerse esta película, con la que es de momento la mejor interpretación vista este año. Es un film tan lleno de matices, tan centrado en los pequeños detalles de su historia, que merece más de un visionado. Pero sobre todo, es una de esas películas que explora las diferencias culturales en las ciudades de nuestros días, y que por lo tanto nos puede resultar, para algunos, mucho más cercana de lo que parece en un primer momento.
4.- American Gangster
Poco más se puede decir del film de Ridley Scott de lo que se comentó aquí hace un par de días. El caso es que estamos ante un film que supone una recuperación del espíritu del cine policíaco de los años setenta y ochenta, pero con un espíritu renovado y una ambición sin complejos. No es que nos encontremos con una película en la que destaque un elemento en particular. Es la cohesión de la que hace gala el relato la que pone a American Gangster en los primeros puestos de esta lista. Es una película lo suficientemente importante como para adivinar que está buscando que le den una estautilla como sea, sí. Pero tiene un guión soberbiamente estructurado, cortesía de Steven Zaillian, que respalda cada una de sus propuestas: análisis social, conflictos raciales, trama de investigación, desarrollo de los personajes y a Russell Crowe en lo mejor que se le ha visto desde… desde El Dilema, coñe.
3.-Â La Fuente de la Vida
La peli con más cojones de la temporada, y necesaria de una revisión a tenor de la nota que le puse en un primer momento. No se me caen los anillos por desdecirme. La Fuente de la Vida es un completo cipote no por ser un film de ciencia ficción (o no serlo, dependiendo de cómo lo veáis). En esencia, La Fuente de la Vida es una peli, como tantas otras, que explora el sentimiento de “pérdida emocional”, pero como ésta, no habréis visto ninguna. Que no os engañe la película como me engañó a mí: no es 2001. No intenta explicar ningún significado metafísico de nuestra existencia. Es más, se encuentra en el polo opuesto de la obra de Kubrick. Es una odisea emocional que, gracias a una idea inicial fascinante, sucede en tres momentos distintos de nuestro tiempo unidos por un libro, y con un mismo protagonista, Hugh Jackman, que centra el plano fijo más poderoso de 2007 (Mención especial para este actor, que ha pegado un salto cualitativo brutal con El Prestigio y con este film). Tiene la banda sonora del año (y eso que he escuchado la de Jonny Greenwood para Pozos de Ambición) y la puesta en escena de Aronofski es para quitarse el sombrero: entre este film y Soy Leyenda, el cine demuestra que su mirada para definir otros mundos sigue en plena forma.
2.- Ratatouille
El mejor film de Pixar garantiza un puesto de honor en esta lista. Tiene también el mejor guión del año. Esforzándose un poco, uno puede ver a su director, Brad Bird, reventándose a golpes la cabeza contra una mesa. Son innumerables las situaciones en las que el director de Los Increíbles o El Gigante de Hierro parece haber llegado a un callejón sin salida, sólo para darse cuenta de que termina resolviéndolas de forma que abre mil caminos para que avance la historia. No se trata sólo de perfección técnica. Se trata de recuperar un sentido de la comedia en extinción: uno que depende de las situaciones físicas más que de los diálogos, uno que se emarca dentro de films como Un Pez llamado Wanda, Mejor Imposible o Irma la Dulce. Es este espíritu el que convierte a Ratatouille en un ejemplo cómico muy superior al que demuestran Judd Apatow (humor Farrelly + referencias culturales) o Edgar Wright (homenaje ad infinitum). Es una de esas películas que se nota cuestan sudor, sangre y lágrimas. Y una que está mucho más destinada a los adultos, que a los niños, de ahí su difícil recorrido comercial que, gracias al equilibrio que mantiene Bird entre “humor clásico” y “comedia actual” ha conseguido que su última peli sea un éxito de taquilla en todo el mundo. Y un éxito de los que se agradecen y da esperanzas en este terreno tan árido que es en el que se juntan la creatividad con el dinero. Â
1.- Zodiac
¿Por qué este film? Es demasiado largo. Es complicado. No es excesivamente emocionante. No es que tampoco de muchas oportunidades a sus intérpretes para que se luzcan. Ni siquiera puede decirse que sea “importante”. Entonces, ¿por qué?. Por EL CAMBIO. Zodiac es la historia de un asesino en serie, sí. Pero no es tanto la identidad lo verdaderamente relevante, sino la forma en que su sóla presencia causa estragos en todos ellos que intentan atraparle, comprenderle, examinarle. Al margen de su puesta en escena, de las descripciones de los asesinatos (que funcionan como cortos en sí mismos), dejando a un lado la forma en la que los efectos digitales se integran en la narración… Zodiac es un film en el que los personajes se ven afectados progresiva, gradual y paulatinamente (tres sinónimos, por cierto) por un mito, o no; por una persona, o varias… por un concepto, en definitiva, como es el mal, el hecho de matar a tus semejantes de forma desapasionada, al azar y sin motivo alguno. La sensación de inconclusión que deja el film, unido a su voluntad de no conceder al espectador ni un sólo momento de respiro en lo que a seguir la trama se refiere, son sólo dos aspectos más de un film que no va absolutamente de nada en particular y de todo en general: no hay cambios dramáticos, no hay explosiones sentimentales, no hay un cierre en la historia… llega un punto en el que la verdadera encrucijada a la que se enfrentan sus personajes es resolver el entramado en el que ellos mismos se han metido. Es un cuento gris, son un montón de matices, un montón de callejones sin salida, y de los precios que pagan cada uno de sus protagonistas. Algunos pequeños, otros grandes, pero siempre pesan. Es una verdadera maravilla de película. Â