Héctor (Karra Elejalde) es un tipo cualquiera que se está acomodando en su nueva casa situada en el bosque. Una extraña llamada y unas figuras inquietantes en la espesura despiertan la curiosidad de Héctor que, ataviado con sus prismáticos y su panza cervecera, se lanza a la aventura sin saber qué le deparará el futuro (nunca mejor dicho).
Nacho Vigalondo es un personaje de sobra conocido, es un tío que aparte de haber sido nominado a los Oscar con su corto 7:35 de la mañana, ha sabido venderse y hacerse un nombre tanto en la red como fuera de ella. Por esta razón cuenta con una legión de seguidores (entre los que me incluyo) que lleva mucho tiempo esperando su primer largometraje y que ha elevado las expectativas hasta límites inimaginables. Esto es un arma de doble filo que normalmente acaba en decepción general, por lo tanto creo que lo justo es valorar esta peli como lo que es, es decir, el primer largometraje de un cineasta excepcional, pero humano al fin y al cabo.
Los cronocrímenes es una película que de primeras adopta un estilo realista para contarte una historia de ciencia ficción pero que además está salpicada con unos cuantos toques de humor. Por eso algo que me encanta de esta peli es cómo el guión (escrito por Vigalondo) consigue mezclar estos elementos tan dispares sin que la historia chirríe o parezca forzada, pasamos de la risa a la inquietud de una manera tan elegante y natural que no te das ni cuenta.
A esto hay que añadirle la extrema precisión y meticulosidad con las que está contada la historia, fíjate que en este tipo de tramas las cosas se van enrevesando progresivamente hasta llegar a un punto en el que podría estallarte la cabeza (véase el caso de Primer, maravillosa peli por otra parte). Pero en Los cronocrímenes, con estar mínimamente atento a lo que pasa te enteras absolutamente de todo, y una enorme sensación de satisfacción recorre tu cuerpo cuando las mil piezas del puzle van colocándose poco a poco en su sitio. Pero lo mejor es que encima tú las vas encajando al mismo tiempo (y si eres avispao, hasta un poquito antes) que Héctor, el prota. Esto puede causar la sensación de que la peli es previsible, pero en realidad solo es previsible durante unos segundos porque lo cierto es que nunca sabes qué cojones va a pasar dos escenas más adelante, y eso mola. No sé si os gustan las aventuras gráficas, a mí me chiflan y creo que por eso conecté tan bien con la peli.
El film está repleto de detalles que van hilando la historia y a pesar de todo, es casi imposible perderse alguno. Por eso creo que la planificación, los movimientos de cámara y el montaje consiguen una armonía y una precisión tal, que desatarían la envidia del mejor reloj suizo (oigs, ¡qué pedante y pelota me estoy poniendo!)
Sólo encuentro un pero y es precisamente eso, que todo encaje de manera milimétrica hasta el final y que la historia termine siguiendo el mismo patrón que venía repitiéndose desde el principio. Echo de menos un momento de clímax en el que Héctor coja las riendas, ponga patas arriba la historia y se folle toda la teoría de los viajes en el tiempo. Pero supongo que de esta manera se montaría un pifostio de tal magnitud, que la trama se complicaría en exceso haciéndola incomprensible e imposible de resolver siguiendo las reglas establecidas y sin hacer trampas.
Karra Elejalde (Héctor) está bastante bien haciendo de antihéroe gañán y barrigón que debido a su incapacidad para estarse quietecito (no encuentro más motivaciones para que su personaje haga lo que hace y tampoco creo que sea necesario buscarlas) va liando la de Dios es Cristo. A Bárbara Goenaga habría que crionizarla para que los hijos de nuestros hijos pudiesen contemplar en vivo y en directo semejante maravilla de la naturaleza. Si en algún momento de la película bajó mi nivel de atención fue porque no podía dejar de mirar semejantes ¡PEZONACOS!… Disculpad mi momento de chimpancé en celo pero es que encima es preciosa y encima actúa bien. Todo esto sin desmerecer a Candela Fernández (Clara) que lo hace genial. En cuanto a la actuación de Vigalondo, pues bueno, no lo hace mal, le sobra tanto talento que lo invierte en actuar, pero lo veo innecesario. Siempre tienes en mente que es el propio Vigalondo y esperas que flojee en la actuación, y eso te distrae.
Los cronocrímenes no es la segunda llegada de Cristo a la Tierra y tampoco dará un vuelco completo al cine español (aunque sea mejor que el 99% de las producciones patrias), pero es una grandísima película que supone la entrada por la puerta grande de Nacho Vigalondo dentro de la disciplina del largometraje.
