…porque sólo basta con bajar unos centímetros el listón, separar la crema de la crema –representada por Pixar Animation Studios– y nos encontramos con que el cine de animación infantil, al final, resulta que no es tan malo como servidor pensaba hace unos meses. Todo es cuestión de dejarse llevar por la corriente. Y si no se me ocurre ni un sólo motivo por el que recomendar que os plantéis solos en el cine, armados con un cubo de palomits para ver Madagascar 2, lo cierto es que el nuevo film de Dreamworks es una opción muy recomendable para los más pequeños. Ahora, sin un sólo resquicio al que agarrarse, los adultos o los inconscientes guerreros que se hayan atrevido con la opción antes mencionada, se enfrentan a una dura experiencia.
Por lo menos es breve. El tiempo que el film se toma en explicarnos las aventuras del cuarteto protagonista de la primera entrega, el león Alex (Ben Stiller), la hipopótamo Gloria (la insoportable, en V.O., Jada Pinkett-Smith), la jirafa Melman (David Schwimmer) y la cebra Marty (Chris Rock)Â metidos de lleno en el continente africano, donde todos ellos sufrirán como una especie de revelación al estar en contacto por primera vez con sus congéneres en plena vida medio salvaje –en realidad, llegan a una reserva de animales, lo que es un indicio de que esta película, de salvaje, no tiene mucho–. Añádase el par de animalitos más simpáticos de la entrega anterior y un safari hasta arriba de neoyorquinos perdido en mitad de la sabana y un par de historias “personales” para cada personaje protagonista y un climax con cierto nivel de acción, no demasiado intensa porque nos jugamos el infarto infantil. Y a sacarla.
Perdido el impacto (por llamarlo de alguna forma) de la primera entrega, Madagascar 2 se apoya principalmente en el hecho de que no es necesario innovar completamente el terreno que maneja para presntar lo mínimo exigible en un film de estas características: entretenido, vivaracho y, sobre todo, visualmente interesante, a ratos. En esto, el resultado es mixto: nunca he terminado de coger el punto al diseño de los personajes, que parecen tallados en madera, y hay que esforzarse para distinguir un personaje humano de otro, pero los escenarios son absolutamente espectaculares y la animación –que no llega a los excelentes resultados de Kung Fu Panda, vamos a olvidarnos de Pixar, por favorrr…– resulta bastante servicial. Y dado que hay cuatro personajes protagonistas, a los guionistas no les resulta extremadamente difícil meter situaciones a mogollón para que la historia no tenga ningún momento de respiro. Porque eso sí que sería verdaderamente catastrófico en una peli de estas características: hace falta ser muy cretino para aburrir a un niño absolutamente entregado.
Para los adultos… bien, Madagascar 2 no tiene ningún tipo de ambiciones y ese es el mayor problema cuando tratamos de valorar el film con un poco más de rigidez. Pche. Pos fale. Mu bien, y otros apelativos. Primero, no hay valores realmente sólidos que transmitir a los chavales y, dentro de un plano más formal, toca las narices especialmente la cantidad, cada vez mayor, de personajes-simpáticos-susceptibles-de-convertirse-en-muñequitos-pero-con-más-relevancia-de-la-necesaria. Uno puede nombrar de corrido a Yago, la alfombra y el mono de Aladdin, pero en honor a la verdad, todos ellos formaban parte de la película. Aquí nos encontramos con cuatro o cinco de estos bichos que se pasean por la trama sin hacer gran cosa. Incluso se han montado una especie de jerarquía, donde el comando de pingüinos sigue ostentando la mayor importancia (son relativamente importantes para la película, pero en el caso de los bichos que se traen de Madagascar –y cuento, por lo menos, tres– se tienen que inventar no se qué chorrada de un volcán para mantenerlos en marcha).
Un par de gags visuales bastante buenos animan la película y gracias a Dios sólo tenemos que comernos una canción especialmente escrita para el film –parece que casi nadie se atreve con el género de la animación musical… lo que no sé todavía es si eso es bueno o malo–. El I like 2 Move It de la entrega anterior sigue rondando (hasta en el eslógan estadounidense), lo que a los más ancianos del lugar nos desperatará una lagrimilla de nostalgia (o de felicidad tipo “ahí 2 pudras, Reel 2 Real”) y al salir del cine, la certeza cada vez mayor de que si no le buscamos cinco pies al gato, al final va a resultar que el género de la animación va a terminar siendo el más uniformemente sólido, si contamos la cantidad de films de este tipo que no ofenden al buen gusto. Total, de su público objetivo no se suelen escuchar muchas quejas — y conste que lo digo yo, que no soy padre, claro–.
PD: El film va dedicado al fallecido Bernie Mac, quien pone la voz al león Zuba, uno de los personajes. Para contemplar el verdadero potencial de Mac, recomiendo Bad Santa y The Original Kings of Comedy, de Spike Lee.
