Hemos mencionado anteriormente casos como los de Nacho Vigalondo con Los Cronocrímenes y Gonzalo López Gallego con El Rey de la Montaña, directores novatos o con pocas pelis a sus espaldas, de prestigio creciente, con títulos que han triunfado en nuemerosos festivales de cine de género, a priori un cine bastante vendible, y que sin embargo tardaron demasiado tiempo en estrenarse. Ya sea por la saturación de títulos en las salas o por lo poco arriesgados que son los exhibidores y por consiguiente también los distribuidores, sus pelis acabaron estrenándose sin posibilidad de éxito. El caso de Paco Cabezas con su primera peli es otro igual.
Aparecidos no es ni mucho menos el último giro de tuerca al género de terror ni tampoco la peli del año, pero es algo que muchas veces falta por aquí. O quizás hoy es mejor decir que lo tenemos, pero no sabemos que existe, un cine de terror de excelente factura, sólido guión y eficaz.
Aparecidos es una historia clásica de fantasmas mezclada con una road movie. Una historia en la que dos hermanos van a Argentina para tramitar la defunción de un padre en estado vegetativo. El hermano menor decide hacer un viaje por carretera en el que descubrir el pasado de un padre al que no llegó a conocer y al que su hermana apenas recuerda. En ese camino a sus raíces se encontrarán con un diario que relata una serie de torturas sufridas por una familia durante la dictadura argentina, unas torturas que tomarán forma ante sus ojos con la impotencia de no poder evitarlas.
Ruth Díaz y Javier Pereira dan vida a esos dos hermanos, que tras ver por primera vez cómo los hechos narrados en el diario se repiten al pie de la letra intentarán evitar la tragedia de cualquier modo. Una tragedia que de alterarse puede volverse contra ellos. Lo bueno es que, para representar eso, Paco Cabezas no trata de meter un susto cada 5 minutos, sino que va elaborando una atmósfera viciada e irreal, y lo consigue haciendo uso de la Argentina de carretera, de esa que se asemeja más a las road movies ambientadas en desiertos estadounidenses que al ambiente europeo más propio de Buenos Aires. Esos paisajes ayudan también a aislar a los protagonistas de su entorno habitual y los pone frente a frente con el terror, la impotencia y sus propios fantasmas.
Por ello es una película que seguramente no impacte tanto por sus escenas, aunque hay momentos genialmente resueltos, sobre todo los más escabrosos donde se representan las muertes y torturas pasadas con un asesino invisible (elemento además muy bien construido por guión), y la escena final de Ruth Diaz, más opresiva que escabrosa. Pero como digo, son momentos puntuales en lo que en realidad es un viaje hacia el horror, no tanto a la muerte o los fantasmas como al pasado. En ese sentido es una película muy inteligente, porque según avanza el viaje, se va modificando lo que los protagonistas más temen, que pasa del más primario instinto de supervivencia hacia un pasado oculto en el que no pueden evitar rebuscar.
A mi entender quizás le falta un punto de intensidad en ciertos momentos, muchos de ellos salvados gracias a Ruth Díaz, que hace un papelón. También me pesó una considerable previsibilidad de la historia, lo que en una peli de terror y suspense es un problema, aunque estando bien atada y cerrada como ésta, al menos deja la sensación de no haber visto una tomadura de pelo a base de golpes de efecto como muchas pelis de género patateras.
Como última pega me chirrió el momento final, en el que Cabezas enlaza ese pasado argentino con el presente post 11-S. Entiendo la intención de querer resaltar la repetición constante masacres humanas por culpa del fanatismo y la intolerancia, pero no creo que la escena fuese necesaria porque toda la peli va de eso, y porque tal y como mete, esa moraleja resulta forzada y algo torpe en una peli que por suerte no peca de ese discurso facilón durante el resto del metraje. Algo muy destacable teniendo en cuenta que trata un tema y un pasado que sigue muy fresco en la memoria argentina, y que consigue no derivar hacia esas panfletadas tan torpes gracias a que se centra en personajes y hechos concretos y no en ideas políticas o estereotipos obvios. Y que consete que no discuto la intención crítica hacia dictaduras como la española o la argentina de muchas pelis, que comparto sin tapujos, sino la simpleza y torpeza con la que muchas veces se elaboran esas ideas, como si el mero hecho de respaldarlas fuera sinónimo de calidad, cuando no es más que una postura y una confusión muy comun por aquí.
En cualquier caso una peli muy recomendable, excelente como ópera prima, emocionante y estupendamente soportada por los actores, especialmente Ruth Díaz.
