El proyecto de llevar a la pantalla la historia de Harvey Milk, la primera persona abiertamente homosexual que ocupó un cargo público en los Estados Unidos, llevaba años dando tumbos por Hollywood. Hace más de quince años surgió la intención de llevar a la pantalla una película que recibiría el título de El Alcalde de la Calle Castro en donde se contaría cómo pasó a convertirse en el activista gay más importante de la ciudad de San Francisco, siendo proclamado posteriormente supervisor, o concejal, del ayuntamiento de la ciudad, y cómo terminó siendo asesinado junto al alcalde, George Moscone, por Dan White, otro de los supervisores de la ciudad. Muchos realizadores fueron tentados para llevar este proyecto a la gran pantalla, entre ellos Gus Van Sant, y fue finalmente Bryan Singer el que aceptó llevarlo a cabo. Pero el pasado año supimos que se había dado luz verde a otro proyecto relacionado con la figura de Harvey Milk cuyo director sería Gus Van Sant. Esta cinta acaba de llegar a nuestras pantallas avalada por las excelentes críticas y por los premios y muchos nos preguntamos ahora qué nos contará en el futuro Bryan Singer, si es que no deciden guardar el proyecto definitivamente en un cajón.

Dustin Lance Black, uno de los guionistas de la serie Big Love, es el autor del guión de Mi Nombre es Harvey Milk, su fuente de inspiración fue el documental firmado por Rob Epstein, The Times of Harvey Milk que ganó el Oscar en el año 1985. Y el trabajo de Van Sant es claramente deudor ya que va a caballo entre el documental y la ficción.
La travesía de Harvey Milk se inicia a principios de la década de los 70 cuando decide abrir un negocio en la calle Castro de San Francisco, una zona bastante conservadora cuyos vecinos eran católicos de origen irlandés. No era el mejor momento para la comunidad homosexual ya que seguían siendo perseguidos por su condición sexual y diferentes asociaciones ultraconservadoras proponían limitar aún más sus derechos. Harvey Milk tenía aspiraciones políticas, además era un hombre con un carisma arrollador, capaz de vender hielo en el polo norte si se lo proponía, y poco a poco fue consiguiendo fuertes aliados para su causa y la calle Castro acabaría convirtiéndose en el refugio de muchos homosexuales. Su llegada a ser parte importante de la política de la ciudad sería cuestión de tiempo.




Mi Nombre es Harvey Milk descansa sobre tres pilares fundamentales, primero, el guión de Dustin Lance Black, que hace una radiografía de la sociedad de la época, el segundo es la realización de Gus Van Sant, que alejándose de los experimentos, consigue hacer uno de sus trabajos más logrados, aunque seguro que pecará de convencional para sus admiradores, y el tercero es la interpretación de sus actores.
No voy a descubrir ahora a Sean Penn, uno de los actores más laureados y venerados de los últimos años, el mejor intérprete de su generación. Aquí logra convertirse en Harvey Milk desde el primer momento, está inmenso en la piel de este hombre que hizo del activismo su vida y que se convirtió en mártir de la causa gay. Podría decir que es una de las mejores interpretaciones que ha hecho Penn y eso que me cuesta muchísimo elegir cuál es el trabajo de este actor que más me entusiasma, aunque confieso que siempre he tenido especial debilidad por lo que hizo en 21 Gramos.
Y espero que Mi Nombre es Harvey Milk sirva para descubrir definitivamente a James Franco, un actor que lleva años siendo una promesa y que por alguna misteriosa razón no parece despegar. Interpreta a la pareja de Milk y acompañando en esta travesía a Sean Penn, con el que consigue tener una inmejorable química, está excelente, de haber justicia tendría que ser candidato al Oscar.




Probablemente sea Josh Brolin el que ocupe su lugar entre los nominados al eunuco dorado. A pesar de llevar en esto desde hace décadas, el año pasado con cintas como No es País para Viejos consiguió llamar la atención y acumular proyectos relevantes. En el film de Gus Van Sant tiene la responsabilidad de interpretar a Dan White, el asesino de Harvey Milk, un antiguo policía católico irlandés que decide iniciar una carrera política aunque no valga para ello. Y llegados a este punto surge el problema porque habría agradecido mucha más chicha en el tratamiento de este personaje, más escenas, es una parte fundamental de la trama y se ha quedado algo deslucido, y aunque Brolin cumpla con su cometido el resultado final de su trabajo no es tan redondo como era de esperar.




Los tres actores están muy bien secundados por Emile Hirsch, Alison Pill y Joseph Cross. Desafortunadamente no puedo decir lo mismo de Diego Luna, un actor que obviando tonterías monumentales como la segunda parte de Dirty Dancing e interpretaciones absurdas como la que se marcó en Open Range, suele gustarme, aquí entre lo disparatado de su look y lo exagerado de su personaje consigue pasarse de rosca con bastante facilidad, y aunque el rol que le ha tocado en suerte adquiera tintes dramáticos no consigue mejorar, una lástima.
Todo lo demás también es impecable, destacando la fotografía de Harris Savides, el montaje de Elliot Graham, la dirección de producción de Bill Groom y la música firmada por Danny Elfman, un score contenido y elegante que merece cualquier reconocimiento.




En definitiva, Mi Nombre es Harvey Milk es meritoriamente una de las grandes propuestas de esta temporada, es un film emocionante que convendría no dejar atrás.
– LO MEJOR: Afortunadamente no estamos ante un biopic al uso o peor aún ante una entrega de “Esta es su vida”.
– LO PEOR:Â Se deja unos cabos sueltos en la historia de Dan White y un pasadísimo Diego Luna recién salido del casting de El Rey León.
