La Duda habla muy directamente (y ésto es lo que hace grande este film) de un tema universal. Transcurre en una escuela católica durante los años 60, pero podría suceder en cualquier parte del mundo, en cualquier época. El contexto es el siguiente: una monja conservadora llega a la conclusión de que uno de los sacerdotes de la escuela, de marcado carácter progresista, es un pedófilo. Evidentemente, éste niega todas las acusaciones. Además de esta tensión, las diferencias de pensamiento entre ambos les lleva al enfrentamiento. Entre ambos se encuentra una joven novicia quien no sabe a quién creer. Para probar o desmentir las acusaciones, tanto la hermana como el padre cuentan con un determinado número de pruebas, pero son todas accesorias y no permiten demostrar realmente quién de los dos lleva razón.
Este es el punto de La Duda. Te da ciertas pistas para resolver el misterio, pero debes ser tú quien decida quién tiene razón y quién se equivoca. Es decir, es una peli con mensaje, y se presenta como un thriller psicológico en forma de rompecabezas. También es una patada espectacular en la boca de la Iglesia y tengo muchas ganas de leer como reaccionan al respecto. Con un poco de suerte, estoy seguro de que pronto podremos leer su opinión en los autobuses madrileños.
Basada en la obra original del propio director, John Patrick Shanley, no se aleja de sus orígenes teatrales: la peli puede dividirse perfectamente en actos, y con largas, estudiadas, densas conversaciones casi sin moverse del sitio, cargadas de mucho simbolismo, sin olvidar las manos de los personajes, con las que Shanley parece tener un fetiche. Su labor mucho más eficaz que otros directores de época que están obsesionados con el mundo donde transcurre la acción. Así, si Sam Mendes observaba el mundo de Revolutionary Road a un brazo de distancia, Shanley nos sumerge en la época. Más allá de la fotografía, o el diseño de producción, es el uso de la cámara y el excepcional montaje de las conversaciones y el mimo que les presta, las principales virtudes de uno de los cineastas más evasivos de los últimos años. Es el mismo tipo de Joe Contra el Volcán.
Todas estas virtudes no tendrían mucho sentido si las interpretaciones no estuvieran a la altura. El problema del film, si hay uno –porque de verdad que no encuentro muchas pegas, en serio: me parece una peli casi perfecta– es que Meryl Streep es demasiado. Viola Davis (nominada al Oscar, por cierto) interpreta un papel secundario, el de la madre del niño presuntamente abusado, y casi roba la película a Streep, pero es el típico rol corto pero con chicha. Sin embargo, Meryl Streep está en escena prácticamente cada minuto del film, y está interpretando un personaje que prácticamente ha inventado ella, y que aquí vamos a ver por enésima ocasión. Es como pedirle a Clint Eastwood que haga de vaquero. Meryl Streep, la hermana Aloysius, es la perfecta cabrona que funciona a un nivel sobrenatural: está completamente convencida de que lo que dice es cierto, y emana un aire de superioridad que instila a darla de hostias, pero no puedes porque estás completamente acojonado. Streep absorbe a todo lo que está en pantalla. Hoffman asombra como sólo Hoffman puede, en particular en las escenas dedicadas a sus homilías. Y Adams lo clava en el dificilísimo papel de espectadora de la historia (incita al vicio, además). Pero Streep es muy grande y se lleva la película de calle , aunque estoy empezando a pensar si quizás esta mujer no debería empezar a cambiar de registro.
¿Es La Duda un film sutil, sutil? (es decir: ¿es como una peli europea?). Yo voy a decir que se encuentra justo en el límite de mi inteligencia, pero los que tengáis más cine encima que yo creeréis a lo mejor que la peli se sobra un pelín (que Streep se esté divirtiendo demasiado con el papel, tampoco ayuda). Estoy de acuerdo en parte: a veces creo se esfuerza demasiado en meter gol y queda artificial, pero hay que recordar que esto es Hollywood y muchos de estos temas se abordan así para que les den premios y prestigio. Algo a tener en cuenta es que no se encuentra nominada a la categoría de Mejor Película este año, no sé si por demasiado obvia o demasiado confusa. Por mi parte, me recuerda mucho a un film clásico en el mejor sentido: independientemente de sus defectos –yo sigo buscándolos, de veras– La Duda se trata de un melodrama hollywoodiense de lo mejorcito, cojonudamente planificado, desarrollado y ejecutado; tiene conversación para después de la peli, y deja en tus manos decidir sobre la forma de interpretar la película. Dependiendo de con quién vayas, habrás visto una peli distinta. ¿Para qué hace falta un giro final?.
Un rumor sólo es un rumor, algo que suena en torno a una persona en particular, pero cuando afecta directamente a la vida de esa persona, el rumor se convierte en otra cosa. En el caso de La Duda, descubrir cómo la gente reacciona interiormente ante una acusación –tanto el que la lanza como el que la recibe– no es tan importante como saber si la acusación de marras es falsa o no. Porque, para bien o para mal, esto es Hollywood.
Recomendada del Copón Bendito (chaaaan!! valga la redundera).
