En el año 2002 se estrenó con muy buenos resultados Las Horas la adaptación de la novela escrita por Michael Cunningham, una cinta dirigida por Stephen Daldry, que años antes había debutado con gran éxito con Billy Elliot, y que contaba con un guión firmado por el dramaturgo David Hare. Seis años después director y guionista vuelven a unirse con la adaptación cinematográfica de otra novela de éxito, El Lector de Bernhard Schlink. No ha sido fácil llevar este proyecto a buen puerto, dos de sus productores, los realizadores Sydney Pollack y Anthony Minghella, fallecieron durante el rodaje, la actriz inicialmente prevista, Nicole Kidman, abandonó el proyecto después de quedarse embarazada, y durante la posproducción ha habido muchísimos problemas por culpa del siempre temido Harvey Weinstein y que provocó la salida de Scott Rudin, uno de los hombres que ayudó a poner este proyecto en pie.
Permitidme que hable a partir de ahora de El Lector, porque su no traducción me parece una chorrada monumental. El protagonista de esta historia es Michael Berg, un abogado que ha pasado de la cuarentena, un corazón solitario que esconde un dramático pasado. Cuando fue adolescente conoció a una mujer misteriosa, llamada Hanna Schmitz, que le doblaba la edad y con la que inició un romance que duró tan solo un verano, puesto que la mujer desapareció de la noche a la mañana. Años después la casualidad hará que se encuentre de nuevo con Hanna, cuando la estén juzgando por su pasado nazi y por estar relacionada con la muerte de al menos 300 judías en un campo de concentración.
Stephen Daldry nos va metiendo poco a poco en la historia de Michael Berg, primero con la crónica de este amor imposible y posteriormente con el proceso a Hanna y sus consecuencias. Y consiguió engancharme a esta historia desde el principio. Además está rodada con bastante gusto, con momentos que se quedan en la retina, incluso las escenas de sexo protagonizadas por Kate Winslet y David Kross están asumidas con naturalidad y lejos de cualquier morbo, algo que siempre se agradece. El espléndido guión firmado por David Hare, a la altura de él mismo, también contribuye al resultado del film.
Me atrevería a decir que el gran acierto, o uno de sus grandes aciertos, es Kate Winslet. A estas alturas me es difícil imaginar a Nicole Kidman en la piel de Hanna Schmitz, no tengo nada en contra de esta actriz, al contrario, creo que cuando quiere demuestra que es una intérprete cojonuda, pero el marmolillo que tiene últimamente por cara habría afectado muchísimo al resultado final de su interpretación, y llegados a determinados momentos de la trama no sé cómo habría funcionado. La Winslet se enfrenta a un personaje de gran dificultad, una mujer avergonzada que esconde terribles secretos, y que se aferra a esta aventura con un joven como la única manera de sentirse viva, porque probablemente esta haya sido la única oportunidad que se le ha presentado, y consigue además que sintamos compasión por ella a pesar de estar implicada en algo tan aberrante, y todo ello lo hace con una facilidad pasmosa, sin grandes alardes, desarmando con tan solo una mirada. Aquí la Winslet demuestra, una vez más, que es una de las intérpretes que está en mejor forma, si con su interpretación de April Wheeler nos dejó perplejos, con su Hanna Schmitz merece no solo un Oscar sino que le hagan un monumento.
La gran revelación de este film es David Kross, un joven actor de tan solo 18 años que resuelve de una manera brillante un personaje muy difícil para un joven de su edad. Está a la altura de Kate Winslet y del devenir de la historia en todo momento. Al lado suyo cualquier niñato de serie de televisión parece estar actuando en una representación escolar. Entre los trabajos de David Kross y Ralph Fiennes existe continuidad, de hecho hay un momento en el que Kross hace un pequeño gesto, de tan solo un segundo, que es completamente Fiennes. El bueno de Ralph está de nuevo enorme, en la piel de un personaje que le va como anillo al dedo.
El resto de los secundarios también cumple, como Bruno Ganz, Alexandra Maria Lara o Lena Olin, que está estupenda en su doble papel.
Destacar también la bella fotografía de Roger Deakins y Chris Menges y el hermoso score que ha compuesto Nico Muhly, aunque en este caso siempre me quedaré con la duda de cómo habría sonado la música compuesta por Alberto Iglesias.
Stephen Daldry nos ha narrado una hermosa y valiente historia que va más allá de cualquier relato sobre el Holocausto en donde siempre se nos ha presentado a las víctimas y a los verdugos, aquí nos habla de las consecuencias que quedaron en la sociedad alemana y de los que por diversas circunstancias, al igual que Hanna, se convirtieron también en víctimas del horror. Absolutamente recomendable.
– LO MEJOR: Ese tandem formado por Stephen Daldry y David Hare. Una actriz de nuevo en estado de gracia como es Kate Winslet, estupendamente acompañada por dos intérpretes espléndidos como son Ralph Fiennes y David Kross. Y una escena que cada vez que la recuerdo lloro en la que intervienen una grabadora y un libro.
– LO PEOR: La caracterización final de Kate Winslet.
