Así lo comentan casi todos los medios estadounidenses y de medio mundo. Un notición a nivel industrial que sitúa a Disney en una posición brutal respecto a la competencia y es que la compra de Marvel supone que personajes como Spider-Man, Ironman, Hulk, Los 4 Fantásticos, X-Men y el total de personajes de la mítica editorial de cómics y productora de cine pasarán a engrosar las filas de la mítica compañía centrada en el cine de animación.
Esos personajes habían estado asociados a distintas distribuidoras como Sony o Fox, pero es de esperar que quizás a partir de ahora, salvo los proyectos ya pactados previamente, empiecen a ser distribuidos por Buena Vista International y los beneficios acaben en las arcas de Disney. Y es que desde el año pasado Marvel empezó a producir sus propias películas en vez de cobrar por las licencias de sus personajes. Se han hecho fuertes durante varios años hasta que han podido explotar en cine sus propios personajes con el control creativo que ello supone, y con más de 5.000 personajes esperando encontrar hueco en alguna película.
La compra nace con el objetivo de acercarse al público masculino más joven, que es el principal asistente a las salas y la asignatura pendiente de Disney salvo en los proyectos realizados mano a mano con Jerry Bruckheimer como Piratas del Caribe y La Búsqueda. Una compra que algunos analistas han criticado por haberse realizado a un precio algo elevado, pero que desde Disney se defiende como una inversión de futuro que permitirá sacar mayor partido a los personajes de Marvel a través de toda la red de explotación comercial de Disney: cine, tele y parques temáticos, que han sido la vertiente más dañada por la crisis económica.
Mucha gente está resaltando la labor del actual presidente de Disney, Bob Iger, que reemplazó a Michael Eisner en uno de los momentos más críticos de la compañía y que es el artífice de que Pixar volviese a asociarse con Disney, del crecimiento espectacular de Disney Channel y la explotación brutal de varias de las franquicias de dicho canal que es seguramente el área más rentable con productos baratos como Hannah Montana, Jonas Brothers o High School Musical que se venden como churros y que tienen merchandising para crear una indigestión hasta a la niña más cursi del mundo.
En la bolsa, ese mundo extraño, las acciones de Disney se han resentido en más de tres puntos mientras que las de Marvel se han revalorizado cerca de un 25%. A priori una buena jugada en términos económicos.
La mayor duda en todo esto es cual será la influencia de Disney en las futuras películas de Marvel. Si por algo se caracteriza la compañía del ratón es por ser más blanda que el brazo de Maria Teresa Campos, todo lo contrario a la mayoría de personajes y sagas de Marvel. Ya hemos visto que no les sienta demasiado bien que les pongan bozal y correa (rememoremos Los 4 Fantásticos o la última de Lobezno) y resultaría absurdo tratar de limitar una de las características de los cómics de superhéroes, que es la violencia. No es que a más sangre más calidad (porque en ese caso Punisher 2 sería una obra maestra), pero tampoco se puede esquivar cierto grado necesario de violencia con tal de pasar el rasero moral de la compañía (a la que un chorro de sangre le parece molesto pero no explotar estrellas infantiles y crear muñecas rotas en la vida real).
El tiempo dirá, pero esperemos que sólo sea una operación económica para diversificar la oferta y no repercuta en el aspecto creativo de las futuras películas y/o series televisivas, sin olvidar, por supuesto, la base de todo esto, los cómics.