Penúltimo día de la programación oficial del festival (el lunes será exclusivo de maratones a cascoporro de pelis ya vistas) marcado por la bestialidad de La Horde, la cancelación de The Final Destination 3D por problemas con la copia, el pastiche preciosista de Solomon Kane y el aplastante éxito de Zombieland.
La mañana se abría con un pase para la prensa de Solomon Kane, una historia épica del escritor de Conan (Robert E. Howard) que, con el aspecto de una tv-movie currada y unos alucinantes efectos especiales, no sorprende sino por el continuo ejercicio de búsqueda de “referencias†durante su visionado (Van Helsing o El Señor de los Anillos están excesivamente presentes). Estupendas escenas de acción, un antihéroe carismático y un catálogo de imágenes inolvidables. Muy de agradecer la falta de trama amorosa.
Durante el pase de la tarde Samuel Hadida recibió una “maría honorífica†por toda su carrera (es el productor de Evil Dead, Reservoir Dogs, Dark City, Amor a Quemarropa, Un Hombre Lobo Americano en París, El Pacto de los Lobos, Domino o La Dalia Negra). Además, presenta mañana El Imaginario del Doctor Parnassus.
En sustitución de The Final Destination 3D tuvimos implante de sesiones para Doghouse (es un término inglés que hace referencia a los problemas de pareja), una comedia ácida y sexista con caras inglesas conocidas. A destacar su brillante presentación de personajes durante los quince primeros minutos, lo ininterrumpido de su comedia y la graciosa caracterización de los ¿zombies? a lo Evil Dead. Imposible no citar como referencia Shawn of the Dead (Zombies Party).
A lo largo del día los zombies fueron aumentando en número pues en el edificio Miramar un equipo de maquilladores se dedicaron a podrir rostros gratuitamente (las colas eran kilométricas). La zombie walk, apadrinada por Ruben Fleischer (director de Zombieland), Jesse Eisenberg, Emma Stone y Abigail Breslin, comenzó por la tarde y desembocó en la “zombie beach partyâ€, con música en directo y mucha cerveza. Esta segunda edición ha visto duplicado el número de participantes, todo un éxito que convierte las calles de Sitges en un auténtico y bizarro cementerio.
Locura colectiva en los previos de Zombieland. Zombies saltarines con zancos hidráulicos aterrorizaban a los centenares de personas que esperaban en las afueras del Auditori. Minutos después, entre público y prensa, más de mil personas (¡no se cabía!) aplaudieron la presencia y las palabras del director y sus actores (Emma Stone especialmente tímida e increíble la cara de yogurines que tienen Jesse Eisenberg y Abigail Breslin en persona). Se echó de menos la presencia de Woody Harrelson (ya comprobamos su simpatía el año pasado en la presentación de Transsiberian).
Zombieland es la cinta que más se ha disfrutado en las incómodas butacas del auditorio. Fue un flujo ininterrumpido de aplausos y gritos de una masa entregada a la comedia fresca y atrevida del gore y el ingenio de las situaciones. La escena: la media hora de Bill Murray, cameo de la ostia en el que el actor se ríe de sí mismo y de alguna que otra película de su filmografía (¡Garfield!). Premio del público cantado.
Del resto de la programación del día destaca sin duda La Horde, brutal en las peleas cuerpo a cuerpo con los muertos vivientes, llama a la nostalgia Zombie 2 ( vista en el Prado) y decepción de Lesbian Vampire Killers (tiene lo que promete su título pero poco más…).
Mañana la clausura con la prometedora The Road, la asegurada histeria por la llegada de Viggo Mortensen, una mirada a los ochenta con Los Cazafantasmas en pantalla gigante y el imaginario del doctor Terry Gilliam.