Aquí terminamos nuestro repaso a la década. Gracias a todos por todo. Podéis ver los anteriores aquí:
Parte I, Parte II, Parte III, Parte IV, Parte V
Unas cosillas:
– ¿Puedo estar equivocado?. No. Estoy equivocado seguro. Demasiadas películas, demasiados grandes trabajos, demasiadas buenas cosas como para reducirlas a 1,2,3,4,5,6,7,8,9,10. Y calculando que no me habré visto ni un 10 por ciento de las películas estrenadas en estos últimos diez años. Era imposible.
– ¿El criterio?. Me senté delante del ordenador, vi un par de listas para hacerme una referencia mental. Extendí el dedo índice y la cosa fue “ésta, desde luego”, “joer, ésta, pues claro”. Así diez veces. y me faltaba por añadir la que ha sido, en mi opinión, la hora de televisión imprescindible de esta década. Lo he introducido sabiendo a) es un spoiler como una catedral (o, mejor dicho, como dos) y b) desvirtuaría completamente la naturaleza de la lista.
Fijaos si merece la pena.
– Los comentarios están para algo, gente. No dudéis en cascar vuestras 10 películas que rescataríais de esta década. Si hay algún momento para tirarse los trastos a la cabeza, os lo garantizo, no es este. Listar las películas favoritas es uno de los mejores ejercicios de individualidad de los que tiene la potestad de disfrutar un aficionado al cine. Haced buen uso de él.
Os deseamos todo lo mejor para 2010. Algo está cambiando, Daimiel.
10 Películas
Zodiac
La mejor película de David Fincher y posiblemente una de las historias mejor narradas. Cuando la designamos Mejor Película de 2007 hace dos años, preferimos centrarnos en el núcleo emocional de la historia: la forma en la que los protagonistas se van desprendiendo de una pequeña parte de su humanidad intentando capturar a un asesino en serie cuya figura cobra fuerza no tanto como a través de sus asesinatos, sino de la imagen mental que nos formamos de él a partir de los otros protagonistas. Nosotros nos montamos al serial killer definitivo en nuestras cabezas. A día de hoy, Zodiac es mucho más: narrativamente, es un retroceso en esta era de condensación informativa. Es un film estructurado en torno a procesos y procedimientos, una obra tremendamente descriptiva y un punto de inflexión en la carrera del que es uno de los mejores directores estadounidenses del momento. Enormemente rica en matices y detalles, y enriquecida por enormes dosis de humor negro.
Y Tu Mamá También
Alfonso Cuarón podría haber encasquetado perfectamente otra de sus películas en el Top –me refiero, claro, a Hijos de los Hombres, película que pierde mucho en cuanto decides centrarte en su trama, y te olvidas de que el film, quizás, es lo que sucede alrededor de la misma–. Pero Y tu Mamá También ya si que no admite muchas más discusiones, porque es un film inmenso a una enorme cantidad de niveles. En esencia, se trata de un despertar a la madurez a través del sexo, la primera traición de la amistad, y sobre todo con la desaparición del pequeño y sencillo mundo en el que viven sus dos protagonistas para entrar en un lugar lleno de “perspectivas”. La perspectiva de Julio y Tenoch es una; la de Julia es otra, entera y radicalmente opuesta. Y todo ello en un México cargado de simbología y conciencia histórica narrada a través de una voz en off que les acompaña en su viaje –lo que introduce en el film un sutilísimo componente de realismo mágico que enriquece la historia–. Muchos otros films han narrado en esta década “el camino a la madurez”. Pero tuvo que ser Roger Ebert quien diera en el clavo. “Y tu mamá también es una de esas películas que te cuentan que, ‘después de este verano, nada volverá a ser lo mismo’. Lo es. Pero redefine ‘nada'”.
Apocalypto
Mi película favorita de acción de esta década y honestamente, una de las mejores experiencias que he tenido en una sala de cine. Hay algo en el cine de Mel Gibson. Creo que es determinación. En esencia, Apocalypto no deja de ser una historia de “malos persiguen al bueno, la tortilla se da la vuelta”. Pero hay tanta energía condensada en cada uno de sus planos que parece que la pantalla de cine está a punto de derretirse. Gibson, posiblemente el único “maverick” salido del cine ultracomercial estadounidense en los años 2000, no parece destinar su film a una audiencia muy concreta –aunque es cierto que soy un objetivo indirecto, porque Dios Santo qué hostias hay en este film. Qué hostias–: en realidad, y cómo el mismo asegura, esencialmente se trata de un film de acción tradicional, y por eso el terrible mensaje de la película se puede escapar en un primer visionado: nosotros, los seres humanos, nunca dejamos de codiciando. Y codiciando, acabamos desarrollando enormes estructuras sociales que nos exceden, y que acaban degradando el placer de las cosas sencillas. Es un discurso increíblemente simplista, y, seamos sinceros, tremendamente ingenuo. Y ah, sí: enormemente reaccionario. Sólo hay un “problema”: Gibson consigue que suene CIERTO y lo consigue con una sóla escena. Por lo demás, es un film de acción simplemente modélico, rodado del quince, interpretaciones a juego, atmosférico como pocos, con ritmo perfecto, satisfactorio a más no poder y todos los etcéteras brillantes que queráis añadir.
Antes del Atardecer
Se trata de una historia romántica en tiempo real donde los protagonistas apenas mantienen contacto físico. Sólo hacen falta 73 minutos para revivir un amor olvidado hace siete años y eso es lo que sucede con Jesse y Celine (aunque París también ayuda, y cómo). Hay un montón de cosas que me encantan de esta película pero sobre todo destaca la sensación de naturalidad que desprende. Los actores colaboraron en la redacción de los diálogos y muchos de ellos fueron improvisados en mitad de cada toma. La película rebosa espontaneidad y Richard Linklater tiene el excelente sentido común de emplear largos planos para no restar ni un ápice de libertad al desarrollo de las conversaciones. Es un film además, que trata muy elegantemente el ángulo de la infidelidad –un verdadero peligro mortal para los films románticos–. Jesse y Celine puede que estén insatisfechos con sus vidas, pero una piedra en su relación es el deseo mutuo de no intentar hacer daño a sus actuales parejas. Linklater deja esa historia voluntariamente inacabada en su maravilloso final.
Adaptation.
Adaptation. supuso la consolidación definitiva de Charlie Kaufman tras Como Ser John Malkovich. Es un salto descomunal sobre su anterior film: un verdadero guirigai centrado en el proceso creativo –y desde ahí, a la naturaleza de las relaciones humanas– y donde cada escena es un guiño autorreferencial. Kaufman no sólo escribe escenas nunca vistas, sino diálogos jamás escuchados (Meryl Streep, completamente abrumada por los acontecimientos, sollozando “quiero ser una niña otra vez”). A Kaufman le puede perder el exceso de ganas (Synechdoche, New York, por increíble que parezca, es aún más ambiciosa) pero el terceto que completa con Nicolas Cage y Spike Jonze es una de las fuerzas creativas más poderosas de la década que acabamos de dejar atrás. Podéis amarla, podéis odiarla, pero nunca se ha hecho un film tan genéricamente cinematográfico –es un homenaje al guión– y a la vez tan absolutamente inclasificable. Y además es precioso.
Pozos de Ambición
Pasará el tiempo y la gente sólo se acordará de la interpretación de Daniel Day Lewis (casi con toda probabilidad el Oscar más cantado de esta década, con el Joker de Ledger un poco por detrás). Pero eso sería desmerecer a la primera película en la que un realizador se ha atrevido a mirar a los ojos a Stanley Kubrick sin flaquear. Desde los diez primeros minutos, los convencionalismos saltan por la ventana para nunca más volver y a partir de ahí, el espectador nunca sabe qué terreno está pisando. Pozos de Ambición huele como una épica americana, sabe como una épica americana, pero tiene una carga existencial tan asombrosamente bien contada a través de un estilo tan sumamente personal que recuerda por momentos a las mejores películas del fallecido maestro británico estadounidensee (obviamente, fuck). P.T. Anderson se ha dejado un listón altísimo para su próximo film, pero el punto de inflexión que alcanza en su carrera con esta película es el momento que todos los que vimos que el enorme potencial que desprendía en Magnolia se quedaba en “casi, por poco, pero no”. Pues bien, ahora sí. Y si sigue en esta línea, podemos encontrarnos con el realizador por excelencia de la próxima década. Pozos de Ambición es, en opinión del que suscribe, la mejor película estadounidense de los años 2000 y de visionado obligado.
Cuatro Meses, Tres Semanas y Dos Días
El film social de la década enmascarado en forma de thriller sobre el aborto. Nosotros los tíos no podemos empezar a imaginar siquiera qué está pasando por la cabeza de la universitaria rumana Otilia Mihartescu, que en un momento del film se ve obligada a visitar la casa de sus futuros suegros donde asiste indefensa a una somanta de palos verbal contra su generación occidentalizada. Si esos señores sólo supieran qué es lo que nos ha enseñado unos minutos antes el director, Christian Mungiu, su opinión probablemente cambiaría radicalmente. Cuatro Meses… es muchas cosas perfectamente mezcladas: un thriller donde todos sus elementos son fascinantemente reales, comenzando por el “villano”, un médico abortista con el nombre de Sr. Bebe. También es un canto a la amistad femenina. La relación entre Otilia y su amiga que quiere abortar, la pánfila Gabita, puede entenderse como una metáfora sobre los últimos días del comunismo –aunque Ceaucescu terminó adaptándolo a un régimen cuasidictatorial– , donde una nueva generación de energía irrestistible debe cargar incluso con los más ineptos para alcanzar sus objetivos. Durísima película, por cierto.
Ciudad de Dios
Entretenida de cojones y con un vigor y una energía que vuela la cabeza del espectador. No es complicado ver cómo Ciudad de Dios es deudora de Uno de los Nuestros (posiblemente para mí la película más influyente en la narrativa cinematográfica del último cuarto de siglo junto con El Dilema de Michael Mann), pero está a su altura golpe por golpe, en especial en su realmente desquiciante sentido del humor, del que Ze Pequeño, el malo de la película, es el mejor ejemplo –el mayor criminal de las favelas da la casualidad de que es feo de cojones, y verle intentar ligar chicas con la eficacia de un pulpo en un garaje no tiene precio–. Em, la película no es precisamente “género cómico” pero alivia que no veas el desolador panorama que nos cuenta. Y, gracias a este contraste, sus múltiples historias (muchas de ellas trágico románticas) y la sensación de que Ciudad de Dios es un lugar tan exhuberante de vida como de muerte –y por ello acaba convirtiéndose en un escenario casi mítico– llegan perfectamente al espectador sin ningún ápice de condescendencia. La crítica social nos toca hacerla a nosotros.
Mulholland Drive
Iba a ser una serie de televisión. Pero no. Al final Lynch se quedó con gran parte del episodio piloto y un par de millones para completar lo que eventualmente iba a convertirse en una película quintaesencial de David Lynch y la presentación al mundo de un misil teledirigido llamado Naomi Watts, una actriz que cada dos o tres años –21 Gramos, Funny Games (2008)– nos recuerda de lo que realmente es capaz. Por lo que respecta al film… es una paja mental de primer orden. Homenaje a tiempos pasados, thriller onírico, crítica velada a la industria cinematográfica y otro examen de identidad dual no muy diferente del que nos presentaba en Carretera Perdida o Twin Peaks. Pero a la vez es mucho más accesible y menos distante. En el fondo, es una historia de amor frustrado. Y muy triste, máxime cuando estás viendo a Watts poner toda la carne en el asador. El film se tira por el precipicio en un par de ocasiones, pero ni siquiera en esos momentos desconfías de que Lynch vaya a soltarte la mano. Es, en el fondo, un ejercicio de maestría –que intentaría repetir después en Inland Empire– procedente de un señor al que nadie puede explicarle nada sobre cómo rodar películas convencionales. Y ahí está Una Historia Verdadera para demostrarlo.
Ratatouille
Rataouille habla sobre el proceso creativo, sobre la democratización del arte y sobre el “buen gusto”. Sobre el placer culinario y sobre los sabores. Sobre una necesidad natural como es el comer elevada a la categoría de placer estético. Dentro de que cada película Disney Pixar la veo como un combate entre “hacemos buenas pelis” (Pixar) vs. “vale pero queremos vender muñecos” (Disney), en Ratatouille los primeros ganan por goleada. Es el momento más brillante de Pixar Animation Studios. Y por eso está aquí.
Y el momento:
El Ala Oeste de la Casa Blanca: Temporada 2. Episodio “Dos Catedrales”
El Presidente de los Estados Unidos es el hombre más poderoso sobre la faz de la tierra. Siempre está a un mal día y a un botón de desencadenar un ataque nuclear masivo. Una de sus mejores amigas y secretaria personal ha muerto en un accidente de tráfico absolutamente arbitrario. ¿A quién puede culpar?.
Transcripción [via]
LEO [quietly] I thought it was a beautiful service. [smiles] She was a real dame, old friend. A real broad. BARTLET [nodding] Yeah. LEO [leans in close] We’ve gotta go back to the office now, sir. BARTLET [nods] Yeah. LEO [quietly] We’ve got some decisions to make now. Bartlet looks absently for a moment. BARTLET Leo, would you do me a favor? LEO Yeah? BARTLET [motions to the agents] Would you ask the agents to seal the cathedral for a minute? Leo looks at him. LEO Yeah. Leo walks towards the agents. As Bartlet waits, we hear the sound of several heavy doors closing. Bartlet turns back towards the altar. BARTLET [tired] You’re a son of a bitch, you know that? He slowly walks up the center aisle. BARTLET She bought her first new car and you hit her with a drunk driver. What, was that supposed to be funny? “You can’t conceive, nor can I, the appalling strangeness of the mercy of God,” says Graham Greene. I don’t know who’s ass he was kissing there ’cause I think you’re just vindictive. What was Josh Lyman? A warning shot? That was my son. What did I ever do to yours but praise his glory and praise his name? There’s a tropical storm that’s gaining speed and power. They say we haven’t had a storm this bad since you took out that tender ship of mine in the north Atlantic last year… 68 crew. You know what a tender ship does? Fixes the other ships. Doesn’t even carry guns. Just goes around, fixes the other ships and delivers that mail. That’s all it can do. [angry] Gratias tibi ago, domine. Yes, I lied. It was a sin. [holds out arms] I’ve committed many sins. Have I displeased you, you feckless thug? 3.8 million new jobs, that wasn’t good? Bailed out Mexico, increased foreign trade, 30 million new acres of land for conservation, put Mendoza on the bench, we’re not fighting a war, I’ve raised three children… He ascends the stairs to the Inner Sanctuary. BARTLET [pleading] That’s not enough to buy me out of the doghouse? Haec credam a deo pio? A deo iusto? A deo scito? He stops at the top of the stairs and extends his arms. BARTLET Cruciatus in crucem! Tuus in terra servus nuntius fui officium perfeci. [angry] Cruciatus in crucem. [waves dismissively] Eas in crucem! Bartlet turns away in anger. He descends to the lower sanctuary and lights a cigarette. He takes a single puff, drops the butt to the floor, and grinds it defiantly with his shoe. He looks back at the altar. BARTLET [betrayed] You get Hoynes!