Chris Rock va escribir [via Black Voices] el remake estadounidense de El Infierno del Odio de Akira Kurosawa, a su vez adaptación de la novela de Ed McBain en la que un millonario recibe la noticia de que su hijo ha sido secuestrado y está dispuesto a pagar el cuantioso rescate cuando descubre que los captores la han pifiado, y que el hijo en cuestión no es el suyo, sino el de su chófer. Teniendo en cuenta que el dinero a pagar estaba inicialmente destinado a financiar una operación esencial para su empresa, comienzan a surgir las dudas sobre si el hijo de su conductor vale tanto como el suyo propio.
Yo me voy a limitar a recordar que Chris Rock es un tipo muy, muy inteligente y con una mente bastante abierta. I Think I Love My Wife, su último film como director, es una adaptación de Chloe al Atardecer, el film de Rohmer. Y recomiendo a todo el mundo la serie de Todo el Mundo Odia a Chris, en la que revisita su infancia en Brooklyn –es muy graciosa, pero sobre todo es enormemente costumbrista, un rasgo que se ve muy, muy, muy pocas veces en las series estadounidenses– .
Además, el director es Mike Nichols, que regresa detrás de las cámaras tres años después de La Guerra de Charlie Wilson. Creo que a estas alturas de la jugada no hace falta ponerse a discurrir lo jodidamente bueno que es este tío (¿es …Virginia Woolf –que me la vi el otro día– uno de los cinco mejores debuts de la historia del cine? Pues posiblemente. ¿Es Richard Burton el actor más infravalorado de todos los tiempos? Pues posiblemente también) .
PD: No obstante, al César lo que es del César, la novela de Ed Bain engendró en 2005 uno de los mayores artefactos de destrucción masiva jamás vistos en lo que llevamos de siglo XXI: el film del mismo nombre protagonizado por Anthony Anderson. Es de los que achicharran decodificadores del Plus.