De unos años a esta parte se ha puesto de moda celebrar el cine de serie B de la peor calaña reivindicando su espíritu lúdico y desacomplejado, un espíritu que, sin embargo, al haberse convertido esta reivindicación en tendencia, ha acabdo relegado a un segundo plano para dar prioridad a algo mucho más aparente a nivel social pero mucho más tonto, ser cool y llenarlo todo de guiños y referentes que dejan fuera de la fiesta a cualquiera que no sea una enciclopedia de cine andante. Ahora reivindicar la serie B es lo más, hacer cine pretendidamente cutre es una modernez, no por lo divertido, sino porque es una puñetera moda. Así proliferan decenas de imitadores del último Robert Rodríguez (el moderno, no el realmente divertido que disfrutamos hasta The Faculty) que no hacen más que copias estilizadas de la serie B de los 70 y 80 haciendo muchas veces aburrido lo que en su día era divertido porque la pretensión era esa, pasar un buen rato, no jugar a las adivinanzas y homenajes.
Por suerte para nosotros esta Furia Ciega, un título que podría seguir esta última línea de reivindicar la serie B por el mero hecho de ser una tendencia, es un despliegue de diversión más que digno. Si en la mente de Lussier estaba o no ser un cazatendencias más, no lo sé, pero desde luego, sea o no el caso, lo que no ha hecho es olvidarse de que hay un público al que satisfacer con una película que no ofrece calidad cinematográfica, ni un sólido guión, ni interpretaciones memorables, pero sí un ritmo vertiginoso, escenas originales (o copias de acertados referentes, como una que cazarán rápido quienes hayan visto Shoot Em’ Up). Es una película donde se ha buscado lo que ofrecían las pelis de la mítica Cannon y lo que, en general, ha venido ofreciendo su más que dinga sucesora, Nu Image, productora de este filme. Un cine barato que saque tajada de herramientas muy en boga como el 3D de la única forma que una película de este tipo podría aprovecharse: lanzando cosas al público.
La historia es tonta como pocas. Nicolas Cage ha escapado del infierno para saldar una cuenta pendiente consigo mismo y rescatar a un bebé capturado por una peligrosa secta satánica, mientras, a su vez, un enviado del mismo Diablo tratará de darle caza para devolverlo a lugar del que ha escapado. Entre tanto, el prota, conseguirá ser ayudado por un pibón redneck tejano de pura cepa cuya vida es tan mierdera que jugársela contra una panda de satánicos y un demonio parecerá casi un logro. A partir de este planteamiento todo son peleas, tiros, gente sucia y fea, sexo de putiferio y oneliners estúpidas y divertidas como hacía tiempo que no veíamos en pantalla.
Pensé que me encontraría un truñazo aburrido más y por suerte me encontré con una película desenfadada, inspirada a pesar de (o gracias a) su estúpida historia y con un Nicolas Cage cuya dignidad actoral ha caido tanto que mientras cobre un cheque digno lo mismo le da trabajar para Spike Jonze que para un mercenario de Hollywood. Verle tan pasado de rosca en una peli como ésta es todo un acierto, con sus cuatro pelujos teñidos de rubio platino a lo Hulk Hogan y poniendo poses de héroe mítico delante de un barril llameante de mendigo o mientras se chusca a una camarera siliconada de 50 palos. Es duro y punto.
No esperéis celuloide falsamente degradado ni un chorreo de homenajes que en vez de divertirte parece que te reten ha a ver si los cazas todos. Lo que ves es lo que hay, tiros, fuego, sangre, mamporros, incongruencias fruto de un guión poco pulido y cosas que te saltan a la cara.
Un buen rato de caspa lúdica.
