Ayer se inauguró el Festival de Cannes con la proyección de Midnight in Paris de Woody Allen. El director neoyorquino es venerado en Cannes, son incontables las ocasiones en las que el realizador se ha dejado ver por el certamen pero curiosamente nunca ha querido ir a concurso. La crítica ha valorado positivamente su nueva película, considera que es el Allen más inspirado de los últimos años, y veremos qué sucede mañana cuando se estrene de manera oficial en España. Conviene ver el film sin conocer muchos detalles de él, algo medianamente imposible si habéis seguido las crónicas de Cannes, en donde prácticamente se han destripado sus principales encantos. Por otro lado, el presidente del jurado, Robert De Niro, le hizo entrega de la Palma de Oro honorífica a un emocionado Bernardo Bertolucci, que en su dedicatoria no quiso olvidarse del pueblo italiano “porque aún tiene fuerzas para luchar, criticar e indignarse”. En esta edición ejerce como maestra de ceremonias la actriz, y cantante novel, Mélanie Laurent, con un buen número de seguidores en esta página.
Los deseos de nuestros lectores son órdenes para mí. Ahí tenéis a una espectacular Uma Thurman y a un sencillamente divino Jude Law.
Con la resaca tras la inauguración, Cannes afronta su primera jornada competitiva con la proyección de la británica We Need to Talk About Kevin de Lynne Ramsay y la australiana Sleeping Beauty de Julia Leigh.
En We Need to Talk About Kevin, la directora Lynne Ramsay adapta la novela homónima de Lionel Shriver. Es la historia de Eva, interpretada por la superlativa Tilda Swinton, una madre cuyo hijo de 16 años acaba de cometer una masacre en su instituto. A través de flashbacks se va narrando la difícil relación entre la protagonista y su hijo, desde el momento en el que ella queda embarazada. El reparto está completado por John C. Reilly y por el joven Ezra Miller. Se trata de un film duro, que causa desconcierto, y que ha hecho que más de uno se removiese en su asiento. La proyección del film terminó con aplausos de los presentes, aunque los comentarios favorables no han sido unánimes. Para la prensa especializada es una película que tiene una estructura que se hace bastante confusa. Lo más elogiado del film ha sido la interpretación de una desgarradora Tilda Swinton, que tal y como dice María Guerra de la Cadena Ser, con la cara lavada y casi sin diálogo, la actriz retrata todos los grados de dolor humano. Ya están pidiendo el premio de interpretación para esta mujer a la que le dieron el Oscar por sudar la gota gorda en Michael Clayton. Queda mucho por ver. Swinton comentó que cuando le ofrecieron el proyecto no se lo pensó dos veces para aceptarlo, “uno de los primeros aspectos que me atrajo de la película fue la oportunidad de interpretar a un personaje tan interior como solitario. De alguna manera creo que ser padre o madre es como escribir una carta muy larga que nunca envías”.
La escritora australiana Julia Leigh debuta en la realización con Sleeping Beauty, en donde ha contado con la producción de Jane Campion, ganadora de la Palma de Oro por El Piano. El film sigue a Lucy, una joven estudiante, interpretada por Emily Browning, vista recientemente en Sucker Punch, que para ganar algo de dinero se mete en el mundo de la prostitución de lujo con unas curiosas condiciones, está prohibida la penetración y tendrá que permanecer anestesiada durante sus encuentros con sexagenarios millonarios. Todo cambiará de rumbo cuando la joven intente saber qué es lo que ocurre mientras duerme. Desde que el film fue seleccionado para participar en este festival despertó el interés de la prensa especializada. Pero la reacción tras los dos pases realizados ha sido la misma, un silencio sepulcral. Una vez que los críticos recuperaron el habla comenzaron a mostrar su decepción con una cinta que tenía una premisa interesante pero que no va a ningún sitio, y que contiene una serie de escenas pretendidamente erótico festivas que llegan a caer en el ridículo. Lo mejor, la belleza de Emily Browning.
Por último, las imágenes de la jornada.
Cannes es el mejor escaparate del mundo. Si ayer veíamos a Antonio Banderas y a Salma Hayek promocionando El Gato con Botas, hoy nos toca ver a Angelina Jolie y Jack Black haciendo lo propio con Kung Fu Panda 2, una película que estuvo a punto de inaugurar el certamen, de no ser porque a la dirección del Festival les pareció mejor la película de Woody Allen, más que nada porque querían asegurarse la presencia de Carla Bruni, para la ceremonia inaugural el cine es lo de menos, pero la Primera Dama de Francia decidió darles plantón.
Canal + ya no es el patrocinador del Festival de Cannes, pero el dispositivo que ha armado en el certamen es impresionante, hasta el punto de que uno de sus programas estrella, Le Grand Journal, se ha traído a Lady Gaga para que se monte una de sus particulares perfomances, pronunciadlo tal cual, que para sí quisieran en las próximas fiestas del Orgullo Gay.
Con lo grande que es Anaís la salvaje.
Mañana se presentarán Habemus Papam de Nanni Moretti, que llega precedida de la polémica, y Polisse de Maïwenn.