Es una pena que el hijo de Lawrence Kasdan, que prometía tener ciertas inquietudes con títulos como Zero Effect u Orange County, se haya acabado encargando de un título tan mediocre como Bad Teacher, hecho para el lucimiento de una Cameron Díaz con el piloto automático.
La película no tiene más de lo que enseñaba el trailer y peca de algunas debilidades nada perdonables como el simple hecho de no encontrar una explicación coherente para que la protagonista, una trepa, vividora cazarricos se dedique a la enseñanza. Eso, que es tan absurdo como poner a un cani pastillero a tabajar como animador social de ancianos, dice mucho de una película que explota poco la premisa inicial y que no ha tenido el esmero suficiente para poner unos pilares en condiciones a una historia que tampoco requería de una trama trazada con tiralíneas, simplemente algo de interés y unas ideas básicas bien resueltas.
A partir de esa premisa graciosa pero poco cuidada se inicia un duelo entre la profesora vaga y superficial y la simpática happyflower que no tarda en revelarse como una auténtica perraca con la inocente apariencia de una irritante comedora de soja. Ambas competirán por el majete profe tontorrón encarnado por Justin Timberlake, la primera porque es su pasaje a la vida padre, la segunda porque se trata de otro profe colega de los niños y es incluso más tontorrón que ella.
Como en muchas otras comedias con tramas amorosas de por medio, tenemos al amigo simpático y sarcástico que se convertirá en el cuarto tipo en discordia, en esta ocasión encarnado por Jason Segel, que con muy poco esfuerzo destaca claramente sobre el conjunto (es lo que tiene que sea el único personaje no idiota).
Una peli de sota, caballo y rey para sobremesa de fin de semana. No da para más.
