Para quienes escribimos esta página, que ya peinamos canas (o no peinamos nada), nos resulta relativamente reciente el estreno de aquel primer Harry Potter en 2001. Por entonces, y bajo la sombra de El Señor de los Anillos, la película que se adaptaba a partir de la primera novela de la saga escrita por J.K. Rowling, se convirtió en un fenómeno sólo comparable al éxito de ventas de los libros de su autora. Orientada a un público infantil pero sin olvidarse de sus acompañantes adultos y bajo la batuta de Chris Columbus, Harry Potter y la Piedra Filosofal fue el primer ladrillo de un mundo mágico que ha ido madurando igual que su público, una película que recuperaba las superproducciones fantásticas orientadas a los niños con las que muchos de nosotros crecimos en los 80, algo en lo que seguramente tuvo un papel fundamental el trabajo del siempre genial John Williams, con una partitura genial y un nuevo tema principal convertido instantaneamente en clásico. Un regusto clásico que no ha impedido una muy coherente evolución hacia un estilo mucho más moderno, oscuro y acorde a la edad de los protagonistas.
La saga ha sido, desde entonces, un fenómeno de masas. Ha conseguido fidelizar a su público gracias, entre otras cosas, a una idea muy global y bien elaborada de cómo debía realizarse el proyecto que ha tenido como pilares fundamentales a unos protagonistas bien atados para no someter la saga a cambios bruscos de actores (lo que ha obligado a un sistema de producción en constante funcionamiento), un gran elenco de secundarios británicos del más alto prestigio (siempre con nuevas incorporaciones) y un ramillete de directores que han ido aportando en cada momento el tono necesario para la historia sin que eso haya supuesto cambios rotundos de estilo.
La segunda película de la saga, también dirigida por Columbus, sin dejar de ser una digna película resultó algo reiterativa respecto a la primera. Por ello, quizás, Columbus se limitó a ejercer de productor en la tercera parte, El Prisionero de Azkabán, y cedió la batuta de director a Alfonso Cuarón tras barajarse nombres como los de Guillermo del Toro, Marc Forster o Kenneth Branagh. Este cambio supuso el salto de calidad y madurez necesario en la saga, siendo para muchos la mejor hecha hasta ahora. Potter comenzaba a crecer, a sentir la soledad impuesta por su destino, que ha sido un tema constante en la saga, y a su vez, a sentir la pertenenencia a un grupo de gente mayor del que pensaba dispuesto a ayudarle a seguir adelante. La entrega, con un notable giro a un estilo más tenebroso, vino marcada también por el triste cambio de actor de uno de los secundarios esenciales de la saga, Albus Dumbledore, que tras la muerte del mítico Richard Harris fue interpretado por Michael Gambon, tras ofrecerse el papel también a Ian McKellen que, inmerso en la vorágine de El Señor de los Anillos declaró: “Ya tengo bastantes problemas dando vida a una leyenda. Dos serían demasiadas”.
El Cáliz de Fuego vendría de la mano de un nuevo director, Mike Newell, después de que Cuarón decidiera no dirigirla ya que mientras empezaba la preproducción de esta nueva parte, el mexicano seguía inmerso en la postproducción la anterior. El estudio pretendía realizar dos películas a partir de este libro, algo que Newell consiguió evitar tras ser convencido por Cuarón de que era mejor acortar la historia y eliminar subtramas que podían desviar la atención de la principal de la película. Esta cuarta entrega marcaría la continuidad sobre el estilo iniciado por Alfonso Cuarón y supondría la entrada en la saga de Ralph Fiennes como Lord Voldemort, resucitado por sus serviles mortífagos. Curiosamente en esta cinta se daría a conocer al gran público el ahora mojabraguer de Robert Pattinson, posterior protagonista de Crepúsculo. Por ello su muerte en la película alivia cual pomada toda la vergüenza ajena que ha desprendido su Edward Cullen, el vampiro que brilla al sol cual mosca de la caca.
En 2007 sería el turno de La Orden del Fénix, la película que pondría sobre la mesa, claramente, los dos bandos que acabarían enfrentados en el cierre de la saga, y sería la película en la que Potter viviría el descrédito de muchos de sus presuntos aliados, profundizándose así en su aislamiento, ya propio de su adolescencia. En esta quinta entrega la dirección correspondería al desconocido David Yates después de que Mira Nair y Jean-Pierre Jeunet dijeran no a una saga donde el papel del director iba a estar necesariamente supeditado al ya titánico trabajo previo. Tarde para dar toques de personalidad. Quizás por eso Yates, director curtido en la televisión británica pero sin un sello autoral ni un nombre reconocido, fue la opción lógica y también la que más dudas sembró hasta entonces. Dudas que quedaron resueltas con el estreno de la película, y que acabarían convirtiéndole en el encargado de dirigir las películas restantes al dar continuidad y unidad estilística al trabajo previo y demostrar ser más que solvente en su papel. La Orden del Fénix sería también la única película de la saga con un guión no escrito por Steve Kloves, que sería relevado por Michael Goldenberg, conocido por los guiones de Contact y Peter Pan: La Gran Aventura.
Harry Potter y El Misterio del Príncipe sería la película en la que Potter se vería obligado a tomar la iniciativa sobre su destino, hasta entonces protegido por sus aliados y mentores. Con un tono extremadamente frío Yates narra la muerte de uno delos personajes clave de la serie, Albus Dumbledore, en pleno climax de la película, lo que para muchos fue un final muy poco épico tanto para la película como para el mayor referente de Potter. Yates, a pesar de haber hecho una buena película, decepcionó con un final que, quizás al igual que en las novelas, estaba ya más pensado como un “continuará” que como un final en toda regla, un problema que arrastrará Yates de aquí en adelante.
El último libro de la saga, Harry Potter y las Reliquias de la Muerte, se adaptaría en dos películas distintas con el fin, seguramente más comercial que narrativo, de contar más ampliamente el desenlace y de paso sacar más rentabilidad a la historia, rodada del tirón pero estratégicamente estrenada en 2010 y esta misma semana en 2011. La primera película, como la calma que precede a la tempestad, narra el exilio de Potter de Howarts para buscar los horrocruxes, un palabro que para los neófitos hay que decir que son fragmentos del alma de Voldemort ocultos en distintos objetos que sólo pueden ser destruidos con objetos concretos. Este viaje por distintos rincones de Reino Unido funciona también como viaje interior de los tres protagonistas cuyas tensiones comienzan a aflorar ante un desalentador futuro y una búsqueda casi siempre infructuosa. La segunda película se centra sin embargo en el regreso a Howarts para finalizar la búsqueda de horrocruxes y enfrentar finalmente a Potter con su eterno enemigo. El resultado ya lo veréis a partir del viernes en los cines si no habéis leído los libros, pero sin duda satisfará a quienes se quedaron con la sensación anticlimática de la primera parte, finalizada a capón, uno de los peores fallos con packs de películas realizados del tirón.
Así que esta semana nos veremos ante una película que pone el cierre y broche final a una saga cinematográfica que, pese a sus irregularidades, siempre ha conseguido hacer del género fantástico destinado a niños y jóvenes un cine digno, esmerado, entretenido y de calidad. Ahora con el esperado cierre quedará un vacío que esperemos que se llene con nuevas ideas que atraigan a los chavales a las salas y que dignifiquen el género fantástico con un cine de calidad.
HARRY POTTER EN CIFRAS
En lo que a números se refiere la saga es, a día de hoy y a falta de esta última entrega, la que más ha recaudado en toda la historia del cine con más de 2000 millones de dólares acumulados sólo en Estados Unidos y 6371 en todo el mundo.
Título | Presupuesto | Ganancias |
---|---|---|
La piedra filosofal | 125 millones | $974 733 550 |
La cámara secreta | 100 millones | $878 643 482 |
El prisionero de Azkaban | 130 millones | $795 634 069 |
El cáliz de fuego | 150 millones | $895 921 036 |
La Orden del Fénix | 150 millones | $938 212 738 |
El misterio del príncipe | 250 millones | $933 959 197 |
Las Reliquias de la Muerte I | 200 millones | $952 088 280 |
Las Reliquias de la Muerte II | s/d | s/d |
Totales a la fecha: | $1.105 millones | $6.369.192.352 |
Esto, añadido a los libros, con más de 110 millones de copias vendidas, y todo el merchandising generado por la franquicia, hace de la marca todo un hito empresarial.
LOS PROTAGONISTAS
Una de las principales dudas que quedan ahora es cuál será el futuro de sus tres jóvenes protagonistas. Mientras la mayoría de los secundarios ya venían abalados por carreras interpretativas más que prestigiosas, tanto Daniel Radcliffe como Emma Watson y Rupert Grint han estado vinculados casi únicamente a esta saga.
Radcliffe, actor desde niño (antes de dar vida a Potter ya hizo de joven David Copperfield y tuvo un pequeño papel en El Sastre de Panamá), ha estado siempre bajo la lupa de los críticos. Sus carisma y dotes interpretativas se han cuestionado durante buena parte de la saga y a eso hay que añadir los problemas con el alcohol que el propio actor a admitido recientemente, y que dice que fueron causados en gran medida por el estrés mediático de haberse convertido en icono siendo un niño. Por suerte, al menos según sus propias palabras, hace más de un año que superó ese bache personal y ha tratado de demostrar su valía con papeles tan arriesgados como el de la obra teatral Equus, en la que además de salir a escena el pobre muchacho sacaba su cibrel a pasear ante el público. Actualmente prepara su primer trabajo post-Harry Potter a las órdenes de James Watkins (My Little Eye, The Descent 2), The Woman in Black.
Como Radcliffe, Emma Watson ha estado casi exclusivamente vinculada a la saga de Harry Potter, aunque ya tiene tres títulos previstos para este año y el que viene, siendo en uno de ellos la actriz protagonista, concretamente en The Perks of Being a Wallflower, a las órdenes de Stephen Chbosky. Yo, como el grueso del público masculino de la saga, me congratulo de que los augurios de buenorrismo que apuntaba de pequeña se hayan hecho realidad con el paso de los años (juro que al comienzo de la nueva peli hay una fugaz pero siempre agradecida vista a su escote).
Rupert Grint no se queda atrás, y ya tiene también cuatro películas a la vista, siendo una de ellas el biopic del especialista en salto de ski Eddie “the Eagle” Edwards, además de dos películas ambientadas en la Segunda Guerra Mundial.
Es más que probable que el éxito futuro de estos tres jóvenes actores, que se han forrado con la franquicia, no llegue al mismo nivel que con esta saga, aunque bien es cierto que les quedan muchos años por delante y si el estigma de haber sido asociados durante diez años con un único personaje se va diluyendo, quizás dentro de un tiempo consigan convencer con otra clase de papeles.