Tras la grata sorpresa de la tercera entrega de Soldado Universal, que poco a poco ha ido encontrando sus fans gracias al gran trabajo de John Hyams, el director repite en la cuarta entrega, lo cual es ya un muy buen punto de partida.
Pero obviamente no sería lo mismo sin Jean Claude Van Damme y Dolph Lundgren que repiten de nuevo, con un radical giro a sus personajes (sí, todo vale). Además hay que decir que también vuelve el mostrenco de la tercera parte, Andrey Arlovski, y a ellos se une otra estrella videoclubera mamporrera como es Scott Adkins, genio y figura de la saga Invicto, y que también tiene su hueco en Los Mercenarios 2.
Semejante elenco de curtidores está al servicio de una trama en la que los soldados universales se han descontrolado formando su propio y anárquico modo de gobierno. Una dictadura de zombies de gimnasio para entendernos. Lundgren arenga a las tropas Van Damme da vida a una especie de santero sanguinario que manipula las mentes de los soldados. Es aquí donde entra el personaje de Adkins, hombre de familia roto por dentro que decide ir a por Luc Deveraux y Andrew Scott y ajustar cuentas con ellos.