Por Doctor Diablo (@doc_diablo)
Una confesión; no me cuento entre el mayoritario grupo de maravillados con la primera parte de CEATD. Sí quede impresionado por el paso de gigante que había dado Dreamworks en cuanto a la calidad/detalle de la animación, me parecieron muy vistosas sus escenas aéreas y me hizo pasar un rato muy simpático, sin más. Para nada entendí las críticas hiperbólicas que la ponían a la altura de los grandes Pixars o las joyas de Studio Ghibli. Y teniendo en cuenta que su competidora en el 2010 era Toy Story 3, que me parece una obra maestra del cine de animación, y muy posiblemente la mejor tercera parte de la historia del cine, codo a codo con La Última Cruzada, CEATD cayó bastante rápido en el olvido en mi archivo cinéfago.
De hecho, lo que recuerdo de ella es lo que he escrito en el primer párrafo, con los contras de que la parte “graciosa” no me hizo mucha gracia y la historia me pareció bien trabajada con respecto a la mayoría de productos de animación menores, pero ni muchísimo menos con el calado emocional ni el refinamiento en la creación de personajes de Up, El viaje de Chihiro, Ratatouille o La princesa Mononoke.
En realidad, si entré a ver esta segunda parte fue porque 22 Jump Street no se ha estrenado en V.O en Barcelona y pq he decidido limitar el concepto “veo una puta patraña de peli sólo por lo rica que está la niña” a una sóla actriz, para poder seguir sintiendo algún (mínimo) respeto por mí mismo. (Sorry, Scarlett, pero Eva Green ha resultado la seleccionada) Y debo decir que Dreamworks y el director/guionista Dean Deblois, autor de esa estupenda ida de olla que es Lilo & Stitch, me han pegado un gustosísimo “¡Zas, en toda la boca¡”: No sólo CEATD2 es una estupenda película, sino que construye sobre su predecesora y los temas que la sobrevolaban, constituyéndose en una auténtica continuación del relato y no en una repetición adornada, cosa difícil de encontrar en las secuelas del cine de animación.
La acción nos sitúa unos cinco años después de terminar la primera parte, con la isla de Perk disfrutando de la pacífica convivencia con los dragones y el montón de ventajas prácticas, y muy ocurrentes, que ha traído consigo. Hiccup (Jay Baruchel) recién ha sido designado por su padre (Gerard Butler) para ocupar el puesto de jefe, pero algo en su interior le dice que no está destinado a ello, y se pasa los días viajando con Toothless, intentando dibujar un mapa que amplíe los limitados horizontes por los que se siente encajonado. El descubrimiento de un personaje de su pasado al que se creía muerto, junto a la aparición de un antagonista, muy carismático y realmente amenazador, que bajo la premisa de liberar al mundo del peligro de los lanzafuego, pretende es dominarlo mediante un ejército de dragones esclavizados, pondrá en marcha el clásico viaje del héroe.
Para suerte del espectador, igual de cuidadas resultan las dos facetas de dicho viaje. El viaje físico está plagado de momentos épicos y de escenas que quitan el resuello. En este sentido, Dreamworks sube el ante en cuanto a espectáculo, en todo lo visto hasta ahora en animación occidental. Quizás he visto escenas de batalla/aventura a esa escala en algunos OVAS, pero no recuerdo ninguna con un nivel tan pasmoso de perfección técnica; pero además CEATD2 resulta convincente y emotiva en la parte interna del viaje de autodescubrimiento y afirmación de la propia identidad de Hiccup y la consolidación de su amistad con Toothless más allá de cualquier duda.
CEATD2 es una magnífica película de ritmo impecable, con una escala enorme pero con un gran mimo por los pequeños detalles y que te emociona, entretiene y te tiene en vilo a partes iguales.
Los gags están bastante bien afinados, la estoica oveja negra y una tronchante “cuadrángulo amoroso” se llevan la palma en este aspecto, pero no son muchos y siempre van en el asiento de atrás. Lo que personalmente me ha ganado de la película es respeto que le demuestra a su público objetivo, tomándose en serio lo que cuenta, y siendo capaz de provocar todo tipo de emociones, incluido el miedo, en el espectador infantil. Hoy en día, existe una especie de “sanitarización” según la cual no se debe salir de unas zonas de seguridad. De hecho algunas críticas americanas recomiendan no ir a verla con niños, lo que está afectando a su taquilla. Hace 100 años los críos leían “La Isla del Tesoro” y no les pasaba nada, (y la de burradas que llegan a pasar ahí son…) y hace veinte, la escena de la muerte de Mufasa y el acoso de las hienas a Simba eran una patada en los huevos importante. Es decir, los niños no son idiotas y pueden manejar ciertas cosas, y sufrir en determinados momentos de una historia, emocionarse o incluso pasar un poco de miedo, es BIEN.
Y precisamente, de aquí deriva mi única queja sobre CEATD2. Cuando faltan 15 minutos para terminar la peli, nuestro héroe ha aprendido todo lo que tenía que aprender, y lo ha aprendido a hostias. El viaje iniciático ha terminado y si cierran la peli ahí, aparte de sufrir un poco por si Lucas (Disney) les acusa de plagio, puesto que es un calco estructural, mano/pata mecánica incluida, de El imperio contraataca habrían hecho algo enorme. Pero entonces, la peli recuerda que es de dibus y te hace El Retorno del Jedi en los 15 minutos que quedan.
Es una queja tonta, porque la peli no puede y no debe (salvo que quiera mandar millones de niños al psicólogo de cabeza) terminar en esa escena, pero desde el punto de vista del espectador joven y adulto habría sido absolutamente orgánico, ajustado y jodidamente maravilloso, a la par que habría sentado la base para una tercera parte de proporciones tan épicas que se me eriza el vello con solo pensarlo. Sólo espero que la ya casi segura CEATD3, me proporcione otro gustoso “ZAS”, proponiendo un desarrollo tan bueno o mejor que ése.
No os la perdáis, y si tenéis niños, ¡llevadlos, hostias!
(PD: Podéis poner vuestra tercera entrega favorita de una trilogía en los comentarios)

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