Por Borja Crespo
“Una montaña rusa de horror y diversión”, así define, con acierto, la cuarta entrega de la saga [REC] su director, Jaume Balagueró, encargado de cerrar una de las historias de zombies más escalofriantes de nuestra cinematografía. Los muertos vivientes siguen en el candelero y el responsable de “Mientras duermes” ha decidido reunir a una buena jauría no-muerta en el interior de un barco a la deriva. Estamos ante el cuarto capítulo de una serie de género indispensable que concluye con la historia más frenética de todas, repleta de referencias. Aúna “La cosa”, “Hidden”, “Alien”… ¡Un locurón!
¿A la cuarta va la vencida o queda [REC] para rato?
No, no queda [REC] para rato. Tenemos muy claro que la aventura ha llegado hasta aquí. Y durante estos siete años, cada película ha aportado una forma distinta de entender el género y abordar la historia de Rec: la experiencia de miedo subjetivo en las primeras, el humor y el romanticismo gore de la tercera, el survival y el thriller aventuresco y furioso de la cuarta. No sé, diría que ya no hay mucho más que añadir.
En la película hay muchos guiños al género, te lo has tenido que pasar muy bien.
Nos planteamos este capítulo final como un tributo homenaje a todo el género con el crecimos y fuimos felices. En cierto modo, en [REC] 4 hay de todo: hordas de infectados, mad doctors, thriller médico, giros inesperados, monstruos aberrantes, toques de catástrofe, la cuenta atrás… O sea que ya te puedes imaginar como lo hemos pasado.
¿La fiebre por los zombies no pasa de moda?
No, ni pasará mientras siga generando beneficios a la industria: cómics, novelas, pelis, videojuegos, series… Cuanto más oferta, más de moda, y cuanto más de moda, mayor oferta. Un pez que se muerde la cola. Pero todo termina algún día. Esa es una verdad irrefutable. Tanto como que todo vuelve algún día. Así que los fans no tienen nada que temer.
Proyectas la película en la Semana de Cine Fantástico y de Terror de Donosti, donde hay un público muy especial. ¿Te gusta?
Me encanta, es uno de los públicos más voraces y exigentes que he conocido. Infunde mucho respeto. Pero si lo piensas bien, ese es el público perfecto.
¿Qué recuerdas de tu época realizando el fanzine “Zinezhock” dedicado al cine oscuro y brutal?
Fueron unos años muy apasionados, un grupo de amigos que disfrutaban hablando de un cine y cosas que les apasionaban. Era otra época, claro, y cada nueva peli extraña que descubríamos era un logro, un triunfo. Investigábamos, buscábamos, husmeábamos. Llegamos a tener 18 carnets de videoclubs repartidos por toda la ciudad. Siempre había alguno que pudiera esconder alguna joya que descubrir. Una pasión que las nuevas generaciones ya no conocerán.
También hacías radio, “La espuma de los días”…
Durante varios años estuve presentando un programa nocturno en una emisora de Barcelona. Eran seis horas de absoluta libertad creativa donde se creó un universo muy especial con una audiencia muy fiel y que participaba por teléfono sin ninguna censura. Recuerdo que teníamos una sección llamada Manicomio de Travestis, que era como un contestador en directo en que los oyentes dejaban mensajes de no más de 10 segundos con libertad absoluta. Podían decir lo que quisieran, sin control ni normas, pero nunca pasarse de 10 segundos. A los 19, la cosa se cortaba. Era vertiginoso y demencial. También recuerdo un día en que un oyente llamó para informar de que estaba parapetado en la terraza de su casa armado con bolsas de mierda. Dio su dirección y de repente su calle se llenó de gente ávida de diversión y la mierda volando y la gente llamando con sus móviles como si fueran corresponsales de guerra informando en directo de la contienda. Estuve retransmitiendo la cosa durante casi dos horas. Al final la policía se presentó en la emisora y tuve que parar. Fueron unos años muy felices para mí.
¿Está viviendo un buen momento, creativamente hablando, el cine español?
Creativamente hablando sí, no hay duda. Pero diría que la creatividad nunca ha sido un problema del cine español.
Tus películas se ven en otros países. ¿Son diferentes las reacciones?
Esencialmente no. El género tiene la virtud de ser universal. Lo que asusta o inquieta lo hace en todas partes. Pero sí que a veces notas diferencias en como una peli es recibida en los festivales de unos países u otros.
¿Cómo fue el rodaje de [REC] 4 ?
Duro. Rodamos en el interior de un barco real en Las Palmas de Gran Canaria. Los espacios eran opresivos y muy angostos, lo que dificultaba mucho la logística del rodaje. Todo era hierro, grasa, mugre. Para el equipo y los actores era muy incómodo y desagradable. A menudo el calor era insoportable y la atmósfera asfixiante. Por no hablar del hedor. Y a todo eso súmale que fue un rodaje muy físico y exigente, agotador.

Jaume Balagueró dirigiendo a Manuela Velasco – © Filmax
¿Qué cambios encontrará el fan de la saga?
Muchos. Como decía, lo que siempre nos ha motivado es que cada nueva entrega de la saga fuera distinta aunque fiel al espíritu [REC]. Reinventarnos cada vez, ofrecer algo que no se pareciera a las entregas anteriores pero sin perder la esencia. Cada nueva peli tenía que ser una nueva aproximación al género. [REC] 4 es un survival furioso y salvaje, un thriller, una montaña rusa de horror y diversión. En eso, el fan no va a encontrar cambios, espero: esto sigue siendo un juego, puro divertimento.
¿Cómo te definirías como cineasta?
Sería incapaz, me temo. No tengo ni idea, hago pelis porque me encanta contar historias a la gente, desde pequeño ya escribía cuentos y cosas para que los leyera la gente y me escondía para ver su cara y las reacciones mientras lo hacían. Un cuenta historias. Eso.