En 2007, un exultante Javi Ruiz de Arcaute anunció el fichaje oficial de George Miller para dirigir La Liga de la Justicia, la película que habría juntado por primera vez en pantalla a Batman, Superman, Wonder Woman, Flash y el Detective Marciano, entre otros superhéroes y villanos del Universo DC. Se llamaba Justice League: Mortal, estaba inspirada en la serie Tower of Babel, de Mark Waid, y giraba en torno a un sistema operativo diseñado por Batman para controlar a los superhéroes de todo el mundo, con catastróficos resultados.
Un año después, el proyecto falleció. Motivos financieros y posterior huelga de guionistas. El cese de producción afectó a cientos de empleados de la industria nacional cinematográfica australiana, por no mencionar al reparto principal: Armie Hammer (Batman), Adam Brody (The Flash), DJ Cotrona (Superman), Jay Baruchel (Maxwell Lord, villano del film), Santiago Cabrera (Aquaman), Teresa Palmer (Talia al Ghul), Megan Gale (Wonder Woman) y Hugh Keays-Byrne como –presumible voz de – El Detective Marciano.
Gale y Keays-Byrne volverían a trabajar con Miller cuatro años después en Fury Road. Con un éxito sustancialmente mayor.
Ahora, aprovechando no solo el éxito de la última película de Miller, sino también la inercia generada por otros documentales de proyectos superheroicos fallidos –como el realizado sobre el Superman Lives, de Tim Burton –, el director Ryan Unicomb y los productores Aaron Carter y Steven Caldwell han iniciado los preparativos para un documental sobre la JLA de George Miller, y tienen la intención de contactar con el propio director para que explique con su propia voz las vicisitudes del proyecto.
Unicomb, Carter y Caldwell ya cuentan con financiación inicial, que podrían aumentar con una campaña de donativos. “De momento este anuncio nos sirve para generar cierto interés”, ha explicado el director a la web de profesionales cinematográficos australianos IFC. El documental explorará no solo el desarrollo del proyecto, sino también los escollos que finalmente provocaron su anulación. A la mencionada huelga de guionistas se sumó la negativa de los productores australianos de la película a ceder a las peticiones de Miller para rodar la película en Canadá después de que se le negara un incentivo de rodaje. La comisión de cine australiano, al parecer, consideró que no había contratado a suficientes actores del país, una decisión que Miller criticó en público al argumentar que habría resuelto los problemas económicos de la película, prespuestada en 220 millones de dólares, unos 250 al cambio actual.
Aquí os dejamos el guión inicial de la película, escrito por Kieran y Michele Mulroney (Paperman). Miller tenía previsto revisarlo de manera extensa.