El 22 de julio de 2011, Anders Breivik detonó una furgoneta bomba frente a la oficina de primer ministro noruego en la capital, Oslo. Ocho personas murieron en la explosión. Breivik, a continuación, se dirigió disfrazado de Policía a la isla de Utoya, donde se celebraba un campamento de chavales afiliados a la rama juvenil del Partido Laborista. Mató a tiros a 69 de ellos. Breivik fue detenido y finalmente condenado a 21 años de cárcel, la máxima pena vigente en el país.
El proceso judicial adquirió una relevancia particular añadida a la de la horripilante tragedia al salir a la luz un manifiesto enviado por Breivik a los medios el día del ataque — una colección de textos extremistas, etnonacionalistas, anti-islámicos y antifeministas, como el mismo reconoció, tomada de diversas fuentes y manipuladas a su conveniencia — que sirvió para atraer la atención sobre su persona.
Este es el material que Paul Greengrass ha elegido para la que será, casi con toda probabilidad, su siguente película. Lo hará a partir de un guion propio y para Netflix, con un presupuesto estimado de 20 millones de dólares y cuya preproducción comenzará esta misma semana bajo la producción de Scott Rudin, Greg Goodman y Eli Bush. La película se rodará en Noruega con actores locales, según informa DHD.
Greengrass ha antepuesto este proyecto a otras películas que tiene encoladas como Memphis, sobre los últimos días del histórico activista por los derechos civiles Martin Luther King, así como el biopic de Eliot Ness — que podría, según el medio estadounidense, emparejarle de nuevo con Matt Damon –, escrito por Brian Helgeland.